Eso es lo que parecen pensar todos los implicados en la industria del libro, si cierran los ojos y piensan con mucha intensidad que los ebooks son lo mismo que los libros en papel milagrosamente esto se hará realidad. Esa cerrazón insistiendo en aplicar modelos caducos, que tuvieron su razón de ser en el pasado, a nuevos objetos que no tienen casi nada en común será la razón que les arrastre al abismo.
Entiendo la posición de una industria, la editorial, que se ha dedicado a empaquetar contenidos en libros y ha controlado su distribución y venta de manera omnipotente durante casi 500 años al descubrir que su producto principal ya no es necesario, que los margenes que se obtenían ya no se pueden sacar de los libros digitales y de que los que antes eran meros comparsas -los autores- ya no se contentan con las migajas que antes recibían. Han cerrado los ojos y han pensado con mucha intensidad que si llaman libro a un ebook ellos seguirán teniendo todos los derechos y podrán continuar con su negocio.
Craso error, para seguirles el rollo Amazon, que es el mayor distribuidor de libros en papel, les dió palmaditas en la espalda y les prometió que para ellos un ebook es lo mismo que un libro en papel, que pondría sistemas anticopia y quitaría a los lectores sus derechos para simular que un ebook es un libro… Y cuando los editores, aliviados, abrazaron al monstruo este siguió dándoles cuerda para un autoahorcamiento anunciado. Se inventó un préstamo de ebooks por el que los editores y autores no recibirían nada… Y los editores no sabían qué decir… Bueno, es normal, los libros en papel también se pueden prestar ¿no? Después patentó un mercado de segunda mano en el que los usuarios podrían revender su copia «usada» del libro como si se tratase de uno de papel… Y con los ojos cerrados y pensando que un ebook es un libro sería hasta aceptable.
Pero es que un ebook no es un libro. Si damos un paso atrás y abrimos los ojos como lo haría un niño lo que veríamos sería que alguien acaba de inventar una manera por la que un paquete de bytes pasa de un dispositivo a otro a cambio de un dinero que solo repercute en Amazon, quien compró el «original» al revenderlo recupera parte de su dinero, por lo que la lectura del ebook le ha salido mucho más barata y seguro que va a tener comprador porque la persona que le compre el ebook recibirá exactamente lo mismo que el primer comprador pero pagando menos dinero, ¿quién querría comprar el orginal si no hay absolutamente ninguna diferencia con una copia más económica? Resultado, muchas personas leerán el mismo libro pero la editorial o el autor solo cobrarán una vez y estarán contentos porque con los ojos cerrados es lo mismo que pasaría con un libro en papel ¿no?
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