Como habréis podido escuchar por todos los medios de comunicación, se ha anunciado a bombo y platillo el lanzamiento de la plataforma libranda, prevista para el 15 de julio. Para los que no lo sabeis, este engendro es el resultado de la unión de las muchi-millonarias editoriales del ramo como respuesta a la aparición y advenimiento de los lectores de libros digitales.
Libranda propone un negocio en el que no van a vender a los clientes finales, van a intermediar, como mayoristas a distribuidores (libreros) que serán los que finalmente vendan su producto al cliente final. No está muy claro todavía la forma de funcionar de la plataforma, por el momento lo que se ha sabido es que hay ocho tiendas digitales interesadas en nutrirse del catálogo de la plataforma y que piensan salir con el esratosfétrico número de 2000 títulos. Según la directora de la plataforma afirma en abc «La plataforma quiere respetar la cadena de valor del libro, y el ecosistema de las librerías. Todos los elementos de la cadena tienen su valor». Objetivo muy loable sino fuese porque no tiene ningún sentido.
Vamos a ver, el negocio de los libros es muy sencillo, alguien escribe algo y alguien lo compra… Los intermediarios, actualmente, son necesarios para imprimir, distribuir, promocionar y financiar al autor. Pero el negocio sigue siendo el mismo, los autores y los lectores. ¿Por qué esta plataforma los ignora completamente? ¿por qué en lugar de servir como almacén de mayorista no hace de distribuidor global? ¿por qué nos propone unos precios un 20% más baratos que en papel cuando piensa ofrecer a los autores el mismo porcentaje que en papel y reduce hasta el infinito el coste de distribución? Y lo que es peor. ¿Por qué incluye DRM de un distribuidor concreto – como Adobe – que es un gasto más en el proceso?
Los responsables de las editoriales españolas han demostrado un desconocimiento completo de Internet, de sus clientes e incluso de los autores a los que «representan». Cuando ambos, lectores y escritores, se den cuenta que el camino más corto no pasa por las editoriales, sus plataformas improvisadas y sus cadenas de valor innecesarias, en ese momento verán que hay más opciones en internet que las que las editoriales proponen. De hecho, y esto es una opinión personal, libranda parece más un simple aviso de que las editoriales «saben» que el libro electrónico existe y una manera de obligar a sus autores a ampliar unos contratos abusivos para incluir los derechos digitales (cosa que ahora no pueden hacer porque no venden fondos digitalizados).
¡Autores de España (y del mundo entero) no firméis nada todavía! Libranda no existe, y cuando exista (como una implementación barata de Adobe ACS 4) no aportará valor a nada, ni lector, ni librero, ni escritor. Al lector le molestará con el DRM, le hará pagar por costes que no existen y le alejará, una vez más del autor al que, por otro lado, pretenden explotar más y más creando un monopolio de facto para la distribución de sus obras. Los pobres libreros, en lugar de disponer de una vía de valor añadido que podría darse de muchas maneras, se encuentran con una dependencia tecnológica y unos costes adicionales que no podrán asumir.
Espero ansioso al día 15 de Julio para ver qué nos trae libranda (si se da el improbable caso de que arranque en esa fecha, que lo dudo). Por el momento es vaporware estratégico para marcar las cartas del juego antes de empezar la partida.