Cuando conocí en persona a Richard Stallman, me di cuenta, por fin, de que los iconos son solo eso, figuras que sirven para transmitir ideas, pero carentes de valor en sí mismas. El título de este post indica exáctamente eso, que Stallman no huele bien.
Cuando comenté mi encuentro con Stallman a un amigo, éste me contó la anédota de como un conocido común invitó a Richard a su casa una vez que éste visitó España. Su intención era que permaneciese como huesped durante el tiempo que durase la visita pero, sin embargo, no pudo ser así. Richard se comportó más que como un huesped, como un salvaje regalado de si mismo, su higiene dejaba mucho que desear y, de hecho, tuvieron que echarle de la casa cuando se atrevió a «meter mano» a la mujer de su anfitrión. (Amor libre, suponemos…).
Esta anécdota me ha hecho reflexionar sobre quien es y lo que significa Stallman en el mundo del software libre. He dedicado gran parte de mi vida a seguir, desarrollar y promover software de fuente abierta y software libre (sin las connotaciones de la FSF, que no me gustan) de forma que hubiese más elementos disponibles para todos los programadores que, como yo, necesitaba software para solucionar problemas y lo necesitaba gratis y modificable.
Gracias a Stallman, entre otros, hoy podemos disfrutar de mucho código disponible y de calidad. El avance del software se acelera si podemos apoyarnos en el trabajo de otros y no reinventar la rueda cada vez. Desde mi punto de vista, el software debe ser como la ciencia en general, los investigadores están obligados a mostrar sus descubrimientos que, a su vez, permiten a otros hacer descubrimientos mejores. Esta rueda funciona porque nadie oculta sus investigaciones o pretende cobrar a los que se basen en ellas para hacer nuevas investigaciones…. Pero de las patentes ya hablaremos más adelante.
Pero, a parte de su olor corporal, del hecho de que se disfrace de santo o de que solo tenga 3 camisetas distintas en su vestuario ¿qué me molesta de Stallman? En pocas palabras, su intolerancia con los que no piensan como él.
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Como vemos en esta foto de interdev (gracias por el cc), nuestro santo particular no tiene ningún problema en ponerse la sotana y la aureola para «evangelizar» sobre sus puntos de vista. Nada malo, todas las religiones del mundo lo hacen, pero hay una diferencia fundamental, Stallman, al igual que muchas sectas, utiliza nuestro trabajo para expandir sus creencias sin pararse a pensar si eso es lo más adecuado para nosotros (o para la humanidad en general). |
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