A vueltas con el «alquiler» de ebooks

Hoy hemos tenido una agradable charla en twitter en #ebookspain sobre la venta y/o alquiler de ebooks. Por más que he intentado centrarme en el tema, ha sido imposible sustraerme a un pensamiento más profundo que el meramente comercial. Porque la cuestión es: ¿son los ebooks un producto que se pueda vender o alquilar?

La mayoría de la gente, editores entre ellos, asimila un ebook con un libro en papel y pretende hacer cosas similares en su comercialización. Desde mi punto de vista eso es un error, más de concepto que de intención, pero totalmente asimilado por algunas mentalidades. Veamos un ejemplo:

Según esta visión, se estaría dispuesto a pagar (menos) por un tiempo limitado de disfrute del libro, ¿lógico…?

Pues no. Para que este tipo de cosas se puedan hacer el ebook ha de protegerse por un sistema DRM que permita estas limitaciones, este DRM tieme un coste de licencias bastante alto, lo mismo que el mantenimiento de los servidores que mantienen la información de las licencias de los ebooks y que permiten activar o desactivar ciertas funcionalidades del mismo. Amen a que solo se podría implementar en ciertos dispositivos y no en otros. En suma, al productor del ebook le saldría infinitamente más barato darte el libro sin restricciones que con el DRM, por más que solo lo vayas a disfrutar un tiempo.

¿Cómo es posible que un medio nuevo, con nuevas posibilidades, sin problemas de stock y sin entidad física conocida sea usado como un mero reflejo de un libro en papel?

Esa es una pregunta que se deberá responder por todos los que queremos leer en digital, por los que proporcionan la tecnología y por los que ostenten la propiedad intelectual (que es la única válida) de los elementos que queramos distribuir.

Estamos a los albores de una nueva época en la distribución del conocimiento y la cultura. En estos momentos en los que salimos en carretas buscando un nuevo horizonte en el «oeste» de la distribución digital y en los que nos cruzaremos con muchos truhanes y tahúres ávidos de robarnos lo que es nuestro en base a sus antiguos negocios.

Este es un nuevo negocio y como tal debe ser entendido, ni alquiler, ni DRM. ¿Alquilarías un chiste? ¿te implantarías un chip para poder retener en tu memoria una idea por un tiempo limitado? Pues eso…

Mis ideas para la crisis

Si alguien del gobierno nos está escuchando, os regalo mis soluciones para la crisis, no soy economista ni pretendo serlo (Dios me libre), pero tengo mi opinión como cualquier otro ciudadano…

1. No salvéis los bancos, salvad a las personas.

En lugar de gastarse el dinero en préstamos dudosos o nacionalizaciones reversibles en entidades tan nefastamente gestionadas, cread un fondo para comprar los préstamos hipotecarios de dudoso cobro a estos bancos, de manera que la morosidad de los particulares no les afecte. Usad el fondo para gestionar las hipotecas, recibir daciones en pago (sin la posibilidad de que los bancos recompren el inmueble) y permitiendo alquileres sociales para los que no han podido pagar su hipoteca, tutelados por el estado y garantizando el derecho a la vivienda.

Esta medida hará que haya menos gente en la calle, se podrán ligar los ingresos de paro o subsdios con el alquiler social de la vivienda y, en caso extremo, permitirá la dación en pago para que las personas puedan volver a empezar de cero y no exista morosidad hipotecaria. Nunca costará más que lo que se va a inyectar a los bancos.

2. Políticos por objetivos

No limitéis los sueldos de los políticos (es una tentación muy grande), haced que los sueldos estén ligados a indicadores… Ponedles objetivos. Es decir, por ejemplo, que los diputados nacionales ganen el sueldo mínimo interprofesional de base, se le paguen extras por cada actividad parlamentaria que haga (realmente) y unos objetivos más amplios (un variable importante) dependiente del aumento del producto interior bruto o del nivel de satisfacción de la ciudadanía… ¿No sería suficiente esto para dar alicientes a los distintos «bandos» de la cámara? Esto se puede extender a los parlamentos autonómicos (poniendo indicadores de producto interior bruto o satisfacción de su comunidad), pero siempre con indicadores que vengan de fuentes no corruptibles (eurostat no es un buen ejemplo, pero puede servir).

3. Todos a la cárcel

Modificar el código penal y civil para hacer que las irresponsabilidades económicas no se queden sin castigar. No puede ser que por unos «detalles contables» una empresa pase de ganar 300 millones a perder 2600 sin que alguien no vaya a la carcel. Esto mejorará la idea de los ciudadanos sobre la tutela de la justicia y eliminará la idea de impunidad de los responsables.

4. Fomento del empleo y el crecimiento

Recortar por recortar, ceder a las peticiones de los acreedores solo para permitir que te sigan prestando es algo sumamente insano y que no conduce más que a recesiones más profundas… Por favor, por favor, la única manera de salir de un hoyo es escalar hacia arriba, dejar de comer para ahorrar energía no servirá más que para morir de hambre esperando que nos rescaten… Sobre todo cuando los que nos tienen que rescatar solo quieren quedarse con nuestra mochila (y les da igual que nosotros estemos vivos o muertos).

Ahí queda… Por si sirve de algo a alguien.

La ruina que nos espera…

En anteriores posts ya os indiqué que estabamos en guerra, una guerra terrible, silenciosa y que, de no ser afrontada pronto, terminará con un nuevo orden social que, no lo dudéis, no nos gustará al 99% de nosotros.

Ayer, día de infausto recuerdo, España acaba de firmar su sentencia de muerte. Económicamente bajaremos de golpe a ser un país no ya en «vías de desarrollo», sino en «vías de subdesarrollo». La ayuda europea, envenenada, ha sido aceptada para tapar los agujeros que una elite irresponsable (y que no responderá de sus culpas ante la justicia) nos ha horadado a despecho de todos los logros de nuestros padres en aspectos sociales y humanos.

La subida del iva, los recortes en sueldos de funcionarios, la cicatería en la inversión del estado y, en suma, la rendición incondicional a las exigencias de los acreedores internacionales va a provocar un descenso impresionante del consumo, una reducción imparable de los ingresos del estado, una ola de paro y descontento que nos arrasará tarde o temprano. Y lo peor de todo es que no es culpa solo de un gobierno, es culpa de una casta de ignorantes, chapuceros y gregarios políticos que han cedido a la presión de una pequeña minoría de enriquecidas familias intentando salvar los trastos cueste lo que cueste. ¿No tienen verguenza estos nuestros representantes?

Mientras la calle se empieza a calentar, los perros del estado, sin paga de navidad, pero con claras directrices, empiezan a ladrar y aporrear en las calles, con la complicidad de los medios de incomunicación y el aplauso de los politicuchos… ¿Hay alternativas? No lo se, no las veo…

El dilema moral

Para aquellos locos que siguen este blog con cierta asiduidad o los chalados que nos tienen en su lector de RSS, no os contaré nada nuevo si os digo que soy un empresario. Empresario forzoso, eso si, porque a falta de una empresa que me ofreciese las condiciones de libertad y desarrollo personal que yo esperaba, me tuve que construir la mía. Montar una empresa no es realmente difícil si sabe cómo, lo complicado es dotarla de una continuidad, rodearte de gente que disfrute haciendo lo mismo que haces tu y encarar los desafíos día a día teniendo claro porqué estas en ella.

El caso es que, como es evidente, a mi lo que me gusta es programar, desarrollar software útil y ver cómo se utiliza y cómo facilita la vida, en mayor o menor medida, a nuestros clientes o a los clientes de nuestros clientes. Hay veces que se te ofrecen proyectos de una embergadura mayor de lo que puedes abarcar, y en esos momentos hay que decidir si se hace más grande el barco o se tira la oportunidad por la borda. En mi caso cada ampliación de la plantilla ha ido acompañada por tortuosas noches en vela y mil y una deliberaciones sobre la rentabilidad y la capacidad de dar una estabilidad laboral al nuevo colaborador. En fin, un sinvivir que un directivo medio de empresa de medio pelo no sufre generalmente.

Mi empresa no tiene altos ideales, ni objetivos macroeconómicos que cumplir, nos basta con saber que damos un servicio excelente y que nos pagan lo justo para seguir haciendo lo que nos gusta. No solemos sacrificarnos demasiado e intentamos coger proyectos interesantes para poder seguir aprendiendo día a día (esto de la informática es lo que tiene). Somos un poco frikis y, en suma, intentamos hacer del trabajo una parte estimulante de nuestra vida, no un castigo divino que tenemos que sufrir para purgar nuestros pecados.

Y llegados a este punto es cuando surgen los dilemas morales, las preguntas existenciales, ¿debe ser el empresario un explotador? ¿hay que abusar de los empleados o ellos abusarán de ti? ¿merece la pena montar una empresa en este país?… En suma, ¿el único empresario posible en nuestro sector y nuestro país es el empresaurio?

La legislación, la negociación colectiva, el sistema de recaudación del estado, el sistema de protección social están diseñados, básicamente, para dos tipos de empresas: las grandes y las más grandes. Tener que adelantar el IVA de las facturas y soportar plazos de pago de 120 días, pagar comisiones exageradamente desorbitadas a los bancos por una mínima financiación, lidiar con convenios diseñados para grandes cárnicas explotadoras en lugar de pequeñas pymes sin margen de maniobra, tener las mismas obligaciones laborales que empresas miles de veces más grandes y solventes son aspectos que hacen la vida al pequeño empresario muy, muy difícil. Como contrapartida suele quedar la familiaridad con los empleados, el apoyo mutuo o el compromiso absoluto que el empresario suele tener con la empresa haciendo suyos todos los problemas sin mirar para otro lado…

En mi caso, y es lo que provoca este post, he estado a punto de ver como la empresa se iba a pique por una combinación de crisis y mala suerte. Hubo un momento en 2011 en que fuimos 3 empleados y uno era una chica que se había quedado embarazada y estaba de baja desde el segundo mes… Nuestro convenio obliga a complementar el sueldo hasta llegar al 100%, por lo que durante su baja estábamos pagando el 25% de su sueldo y las cotizaciones sociales (otro 30%), con solo dos personas trabajando nos costó muchísimo sacar adelante ese año. La reincorporación de esta trabajadora fue un episodio casi kafkiano para una microempresa, tuvo gemelos, por lo que se amplió su periodo de baja maternal (periodo en el que seguíamos cotizando por ella) y, a su vuelta, decidió tomarse las vacaciones del año pasado, las del presente y tomar al pie de la letra el convenio que le daba 15 días por hijo por lactancia… Total otros dos meses y medio pa?andola el salario completo y las cotizaciones y sin obtener ningún ingreso por su parte… Al final ¡albricias! la muchacha vuelve a incorporarse y vemos el cielo abierto, nos constará volver a rentabilizar su trabajo, pero podemos conseguirlo con el tiempo…

¡Craso error! Al poco de volver me indica que se va a casar ¡chica! ¿en 14 meses no has tenido tiempo para ir al juzgado? No pasa nada, otros 15 días de sueldo, además se pide vacaciones que hace coincidir con el principio y el final de forma que se convierten en 20 naturales seguidos. Además, pone problemas para tomar días de vacaciones en los momentos en los que no hay trabajo en el cliente… ¿por qué quieres venir a la oficina si no hay nada que puedas hacer? ¿por qué te vamos a pagar esos días? Es un pequeño esfuerzo, pero no te estamos pidiendo la luna, solo que te tomes semana santa de vacaciones… Al volver de su feliz casamiento me comunicó que se iba de la empresa… Que fuese preparando el finiquito y que quería más días de vacaciones!!! ojiplático me quedé, saco la cuenta de los días naturales que ha disfrutado en lo que va de año (83 y estamos a junio)… Llevamos palmando pasta con ella desde hace año y medio, nos dice que se va, impidiendo ya que recuperemos lo perdido, perdiendo definitivamente al cliente que estaba atendiendo y, encima, quiere más…

Ciertamente las cuentas no me salían. Independientemente de que siendo purista igual algo de razón podía tener, lo que es inconcebible es que, por una parte, una empresa tan pequeña como la nuestra pueda ponerse en riesgo de bancarrota por una situación, aparentemente, cubierta por la seguridad social y, desde luego, totalmente ignorada por sus beneficiarios y, por otra, que una persona que lleva sin trabajar más de 14 meses no tenga el buen sentido de entender la situación en la que pone a la empresa. Para terminar de rizar el rizo, tras una conversación nada agradable con una abogada y la preparación preceptiva del finiquito en cuestión, en el momento de firmarlo la chica se niega a devolvernos el portátil que usaba para su trabajo… ¿Qué portátil? No se de qué portátil me hablas.. El surrealismo más purista acababa de hacerse obra de teatro dentro de mi oficina…

Aunque al final la cosa parece que se ha encauzado (momentáneamente), esta es una experiencia que no se la deseo a nadie (generalmente se paga por el trabajo y se intentan sacar beneficios de ello, no se paga por no hacer nada y encima de dinero se pierden clientes). Soy un firme defensor de la conciliación de la vida familiar y laboral, no tengo ninguna intención de perjudicar a las mujeres por el hecho de que lo sean, pero… ¿qué me vendrá a la cabeza cuando entreviste a una mujer en edad fértil? ¿la tendré que pagar menos para compensar las seguras pérdidas que esto me ocasionará? ¿preferiré aminorar las probabilidades y no contratarla? ¿toda esa legislación y macro-convenios para proteger la maternidad no se convierten en un arma contra la contratación de las mujeres?

Todos esos dilemas, y muchos más, se agolpan en mi cabeza mientras pienso como recuperarme del golpe y seguir adelante porque, alguien tiene que generar empleo, y me temo que en España somos las pymes las que más contratamos… Y todo esto solo por poder seguir programando y haciendo cosas interesantes… Igual dentro de poco ya no me merece la pena y me tengo que buscar algo «más estable», aunque no genere empleo y tenga que aguantar a un gerente incompetente…

Como resumen, y antes de que los sindicalistas que pasen por aquí me pongan a bajar de un burro (estoy abierto a todo), un pensamiento: De donde no hay no se puede sacar. Por muchas leyes que se hagan, si no hay presupuesto para financiarlas, no se podrán llevar a cabo (mirad la ley de dependencia). Con las empresas pasa lo mismo (ojo, con algunas, que también hay tiburones), a veces no hay dinero como para poder exigir el 100% de lo que se quiere.

¿Y porqué he puesto esa foto en el post? Porque es lo que ví anoche desde mi balcón (un incendio en las mimbreras) y porque así es como tengo la cabeza después de tanto dilema.

Los diseñadores web y el mercado

Diseño web

Dejadme que os cuente una historia…

Hemos decidido rediseñar completamente el interfaz web de BiblioEteca y, para ello, necesitamos contratar un nuevo diseñador web que tenga la capacidad necesaria para abordar este desafío. Puesto que el interfaz web es nuestro front-end y de nada sirven las funcionalidades maravillosas si los usuarios no pueden encontrarlas o si les parece poco profesional la presentación. Por eso requerimos que sea bueno-bueno y de confianza.

Dicho y hecho, nos ponemos a buscar y empiezo a preguntar a la gente que conozco que ha trabajado con otros diseñadores web para que me aconsejen según su experiencia y para evitar tener que poner anuncios en infojobs que siempre es más impersonal. Como recibo pocas recomendaciones me decido a ir un poco más allá y pedir por twitter diseñadores con ganas de trabajar.

A todos los que he contactado les he pedido lo mismo, que echen un vistazo a la web y que nos propongan algo sobre cómo reharían ellos la web, de esa manera podríamos ver si el enfoque que nos proponía se acercaba a nuestra idea y así poder elegir entre los distintos candidatos. ¿Os parece algo extraño?

El caso es que varios de los que se presentaron por twitter (igual es un defecto de la plataforma) se negaron en redondo a hacernos estas propuestas si no les pagábamos por ello. De hecho, incluso alguno nos sugería que había que estar muy desesperado para hacer tal cosa gratis. Cuando les pregunté cómo hacía un nuevo cliente para saber qué es lo que recibiría antes de firmar el contrato me decían que «es una cuestión de confianza»… Si, pero, ¿y si no puede haber confianza porque no se conocen cliente y diseñador?

En una de las primeras empresas en las que estuve desarrollé labores de preventa durante unos años. Estas labores consistían, básicamente, en asistir a los comerciales en la elaboración de sus propuestas, incluyendo elementos técnicos que los clientes podrían necesitar para evaluar correctamente nuestra oferta. También incluía hacer demos y preparar prototipos afuncionales de las soluciones propuestas. Es evidente que no se hacía el mismo trabajo para todos los clientes y que los contratos a conseguir debían justificar el trabajo, aunque claro, el ratio de consecución de contratos no era, ni mucho menos, el 100%, por lo que hacíamos mucho trabajo sin obtener ingresos a cambio… Es lo que se llama labor comercial.

Sin embargo la labor comercial entre los freelances (e incluso alguna empresa) del diseño web parece que no existe. Lo máximo que puedes conseguir son dos párrafos de copiar-pegar y un presupuesto que, al final, solo hace una valoración por hora. No se si es la desconfianza de estos profesionales hacia los potenciales clientes, creyendo que estos van a utilizar sus ideas sin pagarles o, simplemente, es que les sobra el trabajo y no ven rentable hacer actividad comercial. Es cierto que se dan abusos de muchos clientes pidiendo análisis casi completos sin soltar un duro, pero también es cierto que no puedes esperar que alguien te contrate sin darle garantías del resultado a obtener y, encima, pidiendo cobrar por adelantado.

A mi que una empresa me pida que le pague por mandarme una propuesta me sienta tan mal como que me quieran cobrar por enviarme un curriculum o que me pidan dinero para venir a una entrevista de trabajo. Si no hay labor comercial y no se dedica tiempo a convencer a un cliente no se merece el trabajo.

A seguir buscando…