Lamentos de la industria decadente

Año 1496 , en el refectorio del monasterio ya no quedan más que el prior y el hermano Braulio, han terminado la comida y las lecturas de la Biblia y se deciden a pasear por los soportales del claustro. El hermano Braulio ha solicitado esta entrevista visiblemente nervioso tras recibir noticias de la lejana capital y empieza con tono quejumbroso:

– Hermano, algo horrible está sucediendo en Alemania, acaban de comunicarme que han inventado un sistema, que no puedo sino nombrar como demoniaco, que permite imprimir libros a una velocidad inhumana.

– ¿Cómo hermano Braulio? Eso no es posible. Bien sabemos que para producir una Biblia en condiciones nuestros copistas tardan muchos años y el coste de los materiales y el trabajo dedicado hace que solo unos pocos afortunados puedan costeársela.

– Como oís, ahora ya se pueden producir tantas copias como se quiera de la misma obra sin más coste que el de una prensa y el barato papel y la tinta, burgueses y gente impia podrá acceder a cualquier escrito dentro de nada…

La angustia se reflejaba en la cara del hermano Braulio, mientras el Prior empezaba a mirar incrédulo al vacío mientras abría la puerta de acceso a la biblioteca.

– ¡Esto es el fin de la cultura! tronó ante los atónitos hermanos que estaban trabajando en la copia de sus manuscritos… Ya no podremos competir con la imprenta y se acabará la literatura de calidad y todo el trabajo que hemos hecho para preservar el saber habrá caído en saco roto, ¿quién pagará por nuestros manuscritos si es más caro y mucho menos actual?

Como todos sabemos esta escena no fue real de ninguna manera, y , es más, la cultura sufrió un despegue inimaginable desde que se empezaron a utilizar las prensas de tipos móviles (la verdadera invención de Gutenberg). Se cambió un proceso de muchos años, donde cada copia tenía un valor inmenso a otro donde el trabajo principal era generar las planchas y la composición, pero que luego permitía copias con un valor infinitamente menor que un manuscrito.

European_Output_of_Books_500–1800

Producción Europea de libros hasta el siglo XVIII: Imagen procedente de wikipedia

Como vemos el cambio de tecnología mejoró la difusión de la cultura y, simplemente, desplazó la «industria» de generar manuscritos a otra con una escala de costes y valores totalmente distinta. Cada vez que se da un cambio de este tipo ocurre lo mismo, la industria desplazada cree tener derechos para permanecer en posesión de la exclusividad y, primero desprecia, luego boicotea y, finalmente, termina cediendo ante la evidencia de que la nueva tecnología ofrece más beneficios que la vieja y que hay que adaptarse o retirarse.

Todo esto viene al hilo de las declaraciones que las caducas industrias del libro impreso están haciendo estos días, clamando contra el libro digital y la piratería (como si una cosa implicase la otra) y dando cifras inventadas y ridículas. Por ejemplo en estos dos artículos Yo leo, tu descargas, el piratea, El sector del libro dejó de ganar 350 millones por la piratería que han sido ya contestados en varios sitios, pero que destaco Piratería, libros, correveidiles e irresponsables. En todas estas declaraciones se puede ver claramente que están en la fase de negación, donde se creen que internet y los hábitos de los lectores pueden todavía cambiarse solo con que se apruebe una ley o se haga una campaña de concienciación… Todavía no se han dado cuenta de que hay un cambio tecnológico tan importante que, igual, lo que tienen que hacer es apartarse y dejar que otros tomen el testigo de la producción cultural (si es que a ellos no les sale a cuenta)…

¿Alguien se imagina al prior del convento que hemos comentado yendo al Rey a quejarse intentando prohibir el uso de la imprenta o, al menos, exigiendo un canon desorbitado a los compradores de libros impresos? ¿Qué hubiese pasado si esa ley se hubiese puesto en marcha? ¿Donde estaría la cultura y los actuales herederos de los impresores que son, al final, los que se están quejando ahora?… Ahí lo dejo.

ING Direct … Vuelva usted en seis meses

Una cosa que ya os he dicho que odio profundamente son las tareas de gestión que tengo que acometer como pequeño empresario (gajes del oficio). No tengo tiempo ni ganas de andar lidiando con temas que nada tienen que ver con la informática.

El caso es que una de esas cosas tiene que ver con los bancos en los que tenemos nuestros escasos dineros… La verdad es que no usamos muchos servicios financieros, pero una de las cosas que sí necesitamos es un TPV virtual para poder cobrar desde la web. La última vez que necesité uno me presenté en la caixa con las escrituras de la nueva empresa y a la semana ya tenía los datos del TPV virtual para poder empezar a cobrar.

El caso es que a principios del mes pasado recibí un folleto de ING direct anunciando que habían creado un nuevo tipo de cuenta para las empresas y que, entre otras cosas, ofrecían un TPV virtual en unas condiciones bastante mejores que las que tenía con la Caixa. Dado que soy cliente particular de ING desde hace un tiempo me decidí a abrir la cuenta para cambiar el TPV… Y ahí es donde el «fresh banking» se ve que no funciona para las empresas.

Tardaron como dos semanas en tenerme operativa la cuenta, desde que envié la documentación hasta que pude recibir una transferencia pasaron exactamente 15 días (y eso llamando para avisar de que no devolviesen la transferencia que acaban de hacerme). Una vez conseguida toda la documentación, tarjeta y claves adecuadas, me decido a solicitar el TPV y me tienen otra semana adicional diciendo que «Sus poderes no permiten hacer eso»… ¡ole sus holandeses huev**! Tras cuatro o cinco llamadas más (esperando un montón, ya que parece que hay pocos operadores para la nueva cuenta) consigo que me hagan caso y desbloqueen el tema de los «superpoderes»… ¿Ningún problema para solicitar el TPV?

Pues no, ahora al solicitarlo me dice:

Dale otra vez al teléfono y a twitter y tras muchas indagaciones me dicen que:

Requiere tener más de 6 meses de antiguedad como cliente (la empresa) para poder solicitar el TPV.

¡Vaya! pues va a ser complicado porque este tipo de cuenta lleva operativo desde finales de octubre (de hecho principios de noviembre en realidad).. La excusa que me ponen en ING es que podría haber tenido una cuenta ahorro negocios, que si que tiene ya más de 6 meses de antiguedad.

En primer lugar tengo que agradecer a ING su atento trato y su interés por mi problema. Sin embargo, me parece un poco arriesgado comercializar un producto anunciando prestaciones que no puedes acceder sino al cabo de seis meses… ¿Qué riesgo tenían con el TPV virtual? Si no hay aparato que prestar ni coste de instalación ni nada que pudiese afectar negativamente al banco.

En resumen, que o me espero 6 meses o no puedo acceder a lo único que me ha interesado de su cuenta… Esto no creo que sea «fresh banking», es más bien «caspa banking», en lugar de ahorrarte tiempo y darte servicios ágiles y eficientes te hacen llamar mil veces, esperar mucho más que con cualquier otro banco para las gestiones y esperar muchísimos meses más para un servicio virtual en lo que ellos debían tener ventaja dada su naturaleza.

No creo que pueda esperar los seis meses, ING tendrá un cliente menos… Y lo probable es que la cuenta personal siga el mismo camino dada la poca inteligencia de los que ofrecen y publicitan sus nuevos servicios. ¡Una pena!

Como mola estar en el top de Amazon

Un conocido editor (Roger Domingo) abría la mañana del domingo con este tweet:

donde intentaba darnos a entender que la repercusión de la televisión en la venta de libros era muy importante. No quiero discutirle el tema, ya sabemos que hay un ejército de zombies irrefrenables que terminan comprándose todo lo que aparece por la caja (cada vez más) tonta y que eso es lo que hace rentable ofrecer todavía programación en abierto… Pero lo que me sorprende es que para probar el tema nos muestre la posición del libro dentro de la lista de ventas de Amazon.

Y de eso quería hablar, de las listas de ventas de Amazon, al menos de las listas de ventas de libros… Y si os soy sincero, solo os puedo hablar de las listas de ventas de libros digitales (tienda kindle). Para ello os voy a contar una anécdota:

Un amigo mío, preocupado porque un cliente le estaba reclamando las cifras de ventas exactas de Amazon, al ver su libro en el Top 10 de la misma (cuando las ventas eran miserables), decidió hacer un experimento. Me vais a permitir no desvelar la identidad de mi amigo ni del libro que fue objeto del experimento, no quiero problemas con Amazon (por el momento).

El caso es que se decidió a subir un libro al sistema de publicación de Amazon, ponerlo al precio mínimo (0,89 €), aunque eso suponía quedarse solo con el 35% de la comisión y esperar a que apareciese a la venta. En ese momento, junto con otros tres amigos compraron un ejemplar cada uno por la manañana (coste del experimento 3,56€ de los que Amazon devolverá 1,25€)… Y esperaron unas horas.

Por la tarde el libro era número 2 del top de las dos categorías en las que lo habían clasificado y estaba entre el top 100 de todos los vendidos… Prueba conseguida, por menos de dos euros y medio habían posicionado en la lista de ventas un libro.

El análisis de todo esto: os lo dejo como deberes para casa, eso si, a todos los que presumís de estar en las listas de Amazon en determinada posición, que sepáis, que no me impresiona nada… Prefiero mil veces tener buenas críticas en biblioeteca o que se hable bien del libro en los blogs… Termina generando más expectación y más ventas.

Las batallas perdidas – Economía

Siguiendo con el anterior artículo: «Estamos en guerra aunque no lo sepamos«, vamos a repasar las batallas que ya se han librado en los frentes abiertos y cómo, cada vez más, la pinza está intentando atraparnos en fuego cruzado con unos pocos, muy pocos, beneficiados.

Batallas ya luchadas y perdidas en su mayoría:

En la parte económica

  • Años 70-80 : cruzada contra el poder de los trabajadores (ej. Thatcher, Reagan) para reducir su influencia y hacer que el capital ampliase la suya.
  • Años 80-90 : deslocalización de la fuerza de trabajo y todo el poder pasa a manos de las elites financieras, los salarios caen en todas partes en cuanto a peso en la economía de los países. Los financieros se encuentran con que cada vez hay menos poder adquisitivo para comprar bienes que sus empresas producen.
  • Años 90-2000: se soluciona el problema de la falta de liquidez no subiendo los sueldos sino concediendo crédito barato. Las deudas de familias y particulares se triplica con respecto a la década anterior.
  • Crisis financiera: el crédito a los particulares llega a su límite y los artificios financieros para multiplicar los beneficios basados en esa deuda explotan.
  • Crisis de deuda soberana: La elite financiera entra en pánico y exige a sus políticos recates e inmunidad para los responsables del fiasco. Eso produce un problema de deuda soberana que devuelve un poco más el poder a los responsables de la crisis que no piensan hacer nada para ayudar a la economía real. Cierran el grifo de los préstamos a particulares y empresas y terminan de estrangular el desarrollo económico. Los mismos ideologos del crédito infinito proclaman ahora que se acabó la fiesta y que toca pagar.
  • Gobiernos títeres: varios países Europeos ponen en su gobierno, o al mando de sus economías a destacados financieros responsables de la crisis pero que ahora se erigen como garantía para seguir recibiendo créditos (aunque sea pagados con dinero del propio país o de la unión europea) y adoptan las medidas de recorte de gasto que asegurarán que las deudas serán devueltas, aunque condene a los ciudadanos del país a la más absoluta recesión durante lustros. Todos los beneficios sociales son considerados «superfluos».

Podéis ver un bonito resumen de todo esto en este video (subtitulado):

En el próximo post proseguiremos con las batallas por la propiedad intelectual o cómo unos pocos intentan robar el conocimiento universal.

Estamos en guerra, aunque no lo sepamos

Anonymous

Si, no es una afirmación gratuita, acaba de comenzar una guerra, que según el resultado que se obtenga marcará el futuro de la siguiente generación y las venideras. Puede parece que soy alarmista, pero estoy sentado viendo como las cosas más increíbles suceden a mi alrededor y no paro de recordar la sensación que tuve cuando cayó el muro de Berlín, pero ahora al revés… Empieza una lucha y toca luchar.

Y esta es una guerra con varios frentes abiertos, aunque algunos están relacionados y el enemigo ya nos esté haciendo una maniobra en pinza para dejarnos fuera de juego… Si aún no sabéis de qué estoy hablando, es hora de hablar más claro.

¿Quién es el enemigo?

Básicamente las elites que se han adueñado del 99% de los recursos y han empezado a dejar de disimular sobre lo bien que les va y lo poco que aportan a la sociedad en conjunto. Asociados a estos «magnates» nos encontramos a un grupo de colaboradores necesarios, como son los políticos, corruptos de una u otra manera o que se han dejado llevar por la propaganda de estas elites y creen firmemente que la salvación de occidente se encuentra en mantener a salvo el dinero de unos pocos. Bajo esos políticos tenemos a un grupo de mandos intermedios que intentan ser elite o, al menos, no bajar a la arena de los perdedores. En este grupo podemos encontrar a los financieros y a sus ideólogos neocon.

¿Cual es el campo de batalla?

El campo de batalla es el mundo entero, los recursos en litigio son la capacidad de los seres humanos por vivir dignamente, por mejorar como especie y por encontrar un entorno equilibrado con el medio ambiente. Las bajas se producen cada vez que una persona es desahuciada de su casa, pierde su empleo o se le niega asistencia médica por razones económicas. La resistencia se compone de 1800 millones de personas conectadas a internet, altamente preparadas, con ganas de compartir y con firmes convicciones éticas de que el ser humano merece un espacio en esta tierra para vivir y convivir.

¿En qué frentes se lucha?

El frente económico

Nuestra sociedad se ha construido en base a ciertos artificios, como el dinero, que nos permiten realizar intercambios de bienes y servicios con cierta eficiencia y comodidad. Sin embargo, estos artificios han sido pervertidos por ciertas personas para fomentar la acumulación de capital, de tal manera que en lugar de servir como incentivo para el avance de la humanidad se ve como un objetivo en si mismo. Lo que antes fue un medio (facilitar los intercambios comerciales y la retribución del trabajo) se ha convertido en un fin (acumular capital y beneficios).

El frente de la propiedad intelectual

Hace mucho tiempo, cuando las leyes intentaban remediar situaciones malas para la sociedad en su conjunto y se solía utilizar el sentido común, se descubrió que leer libros era bueno para la gente. Además del problema de falta de educación, en el siglo posterior a Gutenberg se vió que también faltaban libros que leer. Además, la producción de un libro por parte del gremio de impresores solo daba beneficios al impresor, ya que se consideraba como cualquier otro objeto, por lo que los autores veían poco, o nada, de su trabajo intelectual. Por eso, en 1717 se promulgó en inglaterra el «estatuto de ana» que sentó las bases de la legislación sobre derecho intelectual posterior (ver la historia del asunto) que defendía los derechos de los autores y que fue unánimemente rechazado por los impresores al ver mermados sus derechos.

Estas leyes se han ido pervirtiendo y han pasado de proteger a los autores para fomentar la producción literaria y científica a proteger a las compañías que trafican con esos derechos. Realmente la propiedad intelectual no existe como bien tangible, ya que no puede apropiarse (si yo tengo una idea y la comparto no la pierdo, lo mismo si la copio). Los malvados impresores aprovecharon la circunstancia de que los artistas solían ser pobres y compraron sus derechos a cambio de migajas, sometiendo la distribución de las obras a condiciones tan peregrinas como que el precio de un libro dependa del país en que se venda. Dado que los costes de duplicación eran fijos y los derechos de autor muy asumibles para los editores, se creó una industria dedicada a explotar a los artistas y expoliar a los consumidores. Usando todo ese potencial, las editoriales, y luego las discográficas y los estudios de Hollywood se dedicaron a promocionar que «la propiedad intelectual» era tan propiedad como la propiedad privada, haciendo que sus activos pudiesen crecer sin límites, ya que el intelecto humano no está limitado como los recursos naturales.

Sin embargo, con la llegada de internet las formas de distribución de conocimiento se hicieron universales y muy baratas, ya no se necesitaba papel ni plástico ni vinilo como soporte de las novelas, películas o música que producían los autores. La necesidad de los malvados impresores ya no era necesaria para el fomento de las obras intelectuales y tomaron el papel de «dueños» de todos los sueños de la humanidad. Antes nadie podría publicar sin su permiso, las canciones no se escucharían en las radios sin su consentimiento, las películas no verían los cines sin una participación en beneficios, pero ahora internet había cambiado eso y cualquier autor con un blog podía producir relatos de más calidad que los que se veían en papel  y un jovenzuelo con un ordenador podría hacer una obra musical que ni Mozart en sus años mozos.  Esa situación, aunque buena y deseable para el conjunto de la humanidad, dejaba sin control a los brokers de propiedad intelectual. Utilizaron todo su dinero e influencias para hacer las leyes de propiedad intelectual más restrictivas y extensas, pervirtiendo el sentido de las mismas intentando perpetuar su statu-quo.

En suma, unos pocos (muy pocos) se arrogaban el derecho de decidir sobre qué y cómo podría disfrutarse de los productos culturales, usando como escudos y excusa a unos autores que, influenciados por sus amos, no veían otra que hacer causa común con sus opresores.

El frente social

Quien dude de que estos 100 últimos años el ser humano ha mejorado considerablemente su forma de vida, que deje de hacerlo, ahora se vive más, se vive mejor y se disponen de más medios que nunca para el desarrollo como personas. Hay muchos indicadores que así lo dicen: la esperanza de vida, el índice de mortalidad infantil, la renta per-capita, etc. En suma, la humanidad está hoy en disposición de, como mínimo, poner en práctica los derechos humanos. Sin embargo, a los derechos humanos, hoy en día, se están contraponiendo los derechos de los mercados, entes sin ninguna propiedad tangible salvo que pueden hacer que la gente se muera de hambre porque el precio del trigo se dispara o que países enteros arruinen sus sistemas educativos o de protección de la salud para contentarlos.

En estos días, el frente social se abre justo donde se cierra el económico. Es hora de pensar qué es más importante, las personas o las corporaciones, los beneficios sociales o los beneficios financieros, poder vivir en paz y armonía o provocar guerras por los recursos que solo beneficiarán a 4 o 5 personas particulares y provocarán miles de muertes. El pensamiento neocon nos conduce a una desregularización en todos los aspectos de la vida, pensando que los mercados nos traerán la prosperidad por si mismos y sin pararnos a pensar que los mercados al igual que la economía es un medio para mejorar la vida de la gente, no solo de unos pocos a costa de la mayoría.

Los recortes sociales en nuestro paía, en educación, en investigación, en sanidad, han sido provocados por las exigencias de unos mercados que prefieren ver suculentos beneficios financieros en la mesa antes que gente sana y bien educada. En este frente también se están librando batallas de propaganda…

El frente ecológico

Quizá parezca cansino… Pero si, el hecho es que solo tenemos un planeta que habitar y tenemos que compartirlo con el resto de las especies que todavía siguen con vida. No es que ahora tengamos que salir con nuestra camiseta desteñida y mudarnos a una comuna hippie y hacernos vegetarianos, no hace falta, solo hay que mirar a nuestro alrededor e intentar imaginarnos como estará ese paisaje dentro de unos años.

El cambio climático, que es un hecho constatable y fácilmente demostrable para cualquiera que tenga dos dedos de frente y los datos climáticos de los últimos lustros es la muestra más palpable del impacto que la humanidad en su conjunto está teniendo sobre el medio ambiente. Y ese impacto no es positivo. La deforestación de bosques, la plantación y ganadería masiva, la producción de gases industriales y otras emisiones han provocado cosas como el efecto invernadero, que indudablemente están mermando la capacidad del planeta para regenerarse. Estamos convirtiendo nuestro hogar en un campo minado… Y no tenemos a donde mudarnos.

Una vez más, el enemigo niega la mayor y decide que los beneficios financieros deben primar por encima de los beneficios ecológicos. A pesar de razonables intentos por parte de ciertos paises, no se ha conseguido un acuerdo global que permita preservar nuestro planeta de nuestros propios abusos. El fracaso del cumplimiento del protocolo de Kioto, que ni siquiera ha sido ratificado por EEUU, o el acuerdo de Durban y la propaganda, otra vez, intentando desprestigiar las investigaciones sobre el cambio climático, hace que mucha gente mire de soslayo el problema, como si fuese algo que no tiene que ver con ellos o que, en el mejor de los casos, es un asunto discutible.

De nuevo, el interés de unas pocas corporaciones en explotar al máximo los recursos, junto con la especulación desmesurada con materias primas (consecuencia de la crisis financiera donde los brokers se quedaron sin más artefactos con los que jugar a la ruleta rusa de la inversión) prima sobre el interés general… ¿Qué hay más general que tener la casa limpia y poder dejársela a nuestros herederos en buen estado?

El frente humano

Y finalmente, ¿somos personas o somos números? ¿Somos una estadística de trabajadores / parados / cotizantes / enfermos / jubilados / … o somos realmente personas que han de vivir su vida, alimentarse, habitar una casa, formar una familia, divertirse con los amigos y discutir con los vecinos..? ¿Somos una cantidad de euros en una cuenta corriente o en una hipoteca impagada o somos gente con problemas que solo necesita ser escuchada?

Parece ser que, para los políticos, solo contamos en los días previos a ir a depositar el voto, ni la corrupción, ni la ineptitud parece que hagan mella en ellos. Con los avances actuales sería posible desarrollar una verdadera democracia participativa donde la gente afectada por un tema pudiese influir en las decisiones, no como lobby, sino como derecho fundamental de representación. Las anquilosadas estructuras de los partidos políticos y sindicatos, junto con la desidia ciudadana a la hora de plantear cambios hacen que esta situación prometa prolongarse indefinidamente. ¿Cómo van a cambiar los propios políticos, de motu propio, su situación privilegiada? Ante las protestas, represión, ante las quejas, desinformación.

Soy un ciudadano de un país supuestamente democrático, que debería defender unos valores morales comunes a todos, en una época donde ya no hay necesidades primarias que no puedan ser satisfechas y que, por tanto, podemos dedicarnos a mejorar como personas y como raza… Pero esta, como las anteriores, es una utopía que se está perdiendo en este frente de la guerra. Ya no nos quedan principios a los que agarrarnos.

Y si todavía no creéis que estamos en guerra, os diré que ya se han librado varias batallas en esta contienda, eso si, os lo diré en el próximo post para que os sea más sencillo seguirlo.