Ser empresario también es tener que tratar con malnacidos

Como se diría en twitter, acompañemé a conocer esta triste historia…

Luis Carballo Rua con nuestro portatil

Llevo 19 años siendo empresario y he contratado unas cuantas decenas de personas. Antes era más sencillo dar con alguien competente, pero ahora con tanto bootcam y con tanto FP con esteroides es más complicado saber si un trabajador sabe lo que dice que sabe o no. Antes tener un título significaba un mínimo, ahora tienes que bucear para encontrar si la persona en cuestión sabe lo que es el http o le han dicho que eso es magia de Angular. En fin, que se te pueden colar inútiles sin comerlo ni beberlo.

Uno de esos casos me pasó recientemente, una persona respondió a un anuncio de trabajo que pusimos en LinkedIn. La plaza que pedíamos de desarrollador front la terminamos ocupando con otra persona, pero me pareció interesante el cv que nos pasó, lleno de dibujos hechos por él mismo.

El caso es que en la siguiente plaza para full stack se volvió a presentar, decidimos entrevistarle y, quitando que hablaba muy deprisa, nos dijo que si a todo lo que le preguntamos, no parecía perdido en ningún área de los que preguntamos y su CV era molón, así que le hicimos una oferta a los dos días… Oferta que rechazó porque dijo que ya estaba trabajando en otra empresa que le llamó después de nosotros… En fin, cosas que pasan, a seguir entrevistando.

Esta vez el proceso se hizo un poco más largo y a eso de las dos semanas me contacta de nuevo diciendo que las condiciones de la nueva empresa no le interesan y que si le mantengo la oferta. Yo, que soy un hombre de palabra, le digo que le mantengo exactamente la misma oferta que le hice… Y, dicho y hecho, le preparamos el contrato y quedamos ya para que empiece a trabajar en remoto, básicamente, aunque esperábamos que al menos el primer día se quedase en la oficina para que le explicásemos las cosas.

Primer día: quedamos a las 9:30 porque yo tenía reuniones antes… Espero, se hacen las 10, las 11.., le mando un whatsapp, no me contesta, a las 12 ya le llamo por teléfono y me dice que está en Alcorcón, pero llevando su madre al médico, que luego se pasa por aquí (no me parece lo mejor para el primer día y, además, sin avisar), en fin, que a las 13 se pasa por la oficina, firma el contrato, le enseño a entrar en el portatil y en su cuenta de correo; y… Se va. ¡¡!! Que si, que es un trabajo remoto, pero leche, no solo llegas 4 horas tarde sino que ni siquiera te quedas a que te expliquemos nuestra forma de trabajar…

La primera semana de trabajo se perdió intentando que arrancase solo en ubuntu el portatil y que no usase windows (windows=kk), le compramos hasta una docking station para que pudiese enchufar sus dos monitores (y se lo tuvimos que mandar a casa, que él pasar por l oficina ya le daba pereza), la segunda semana ya empieza a hacer algo productivo pero sin hacer puto caso de lo que le decimos. Nos llena el código de librerías que luego tenemos que borrar y nos quita más tiempo del que ahorramos. En la cuarta semana le ponemos a hacer algo para despliegue inmediato (tampoco era muy complicado, pero dediqué yo más horas que él) y nos dice que se va a vivir a la costa que, total, es remoto y no nos vamos a enterar… Y el pavo se va de mudanza el mismo día que pasamos a producción grrrrr. Obviamente la cosa peta y tengo que arreglarlo yo solo.

Lo primero que hace nada más llegar a su destino es pedirme un anticipo (estábamos a día 7 de mes), cosa que me extraña pero que procedemos a hacer sin ningún problema. A partir de ese momento su rendimiento fue cero. La lista de problemas (en orden cronológico):

  • Que el proveedor de internet que tenía no le permitía usar el puerto del ssh y no podía subir nada al servidor
  • Que los que han venido a repararlo no tenían idea y ha terminado tirando el router por la ventana
  • Que me he quedado dormido (excusa para no aparecer por el daily) y el movil estaba descargado
  • Que se me acaban los datos del móvil
  • Que me van a poner la fibra (ese día desapareció tras el daily y apareció después de haber terminado la jornada diciendo que se había dejado el movil en casa mientras le instalaban la fibra)
  • Que me he cargado el móvil (caída fortuita al suelo, dice)
  • Que sigue sin fibra y tiene que hacer el daily desde un bar
  • Que el del bar ha abierto más tarde hoy y no he podido hacer el daily

Y mientras el trabajo que tenía asignado ahí pudriéndose y teniendo que hacerlo entre sus compañeros y yo…

Llegados a este punto decido que es suficiente y que, obviamente, no ha superado el periodo de prueba. Se lo comunico y le indico que empaquete el portatil, la mochila y la docking station y que alguien pasará a recogerla.

Y ahora salta la sorpresa en las gaunas… Esta persona decide que va a quedarse con el material de la empresa, material que vale más que lo que él ha generado para la empresa. Esto no solo está tipificado como una apropiación indebida sino que dado el valor de lo apropiado puede ponerle en un grave aprieto. Mi empresa, como no puede ser de otra manera, le ha pagado finiquito y liquidación (muchas tentaciones de quedarnos con ese dinero en compensación, pero mi abogado me recomendó pagarlo de todas formas) y este desalmado malnacido no ha dado señales de vida.

Ya es duro mantener y gestionar una empresa como para tener que lidiar con gentuza de esta calaña. No solo ha perjudicado a sus compañeros sino que te deja una mala leche que terminas pagando con el primero que pasa… En fin, solo espero que el karma haga su trabajo. Si alguien quiere contratar a un full-stack developer, que me pregunte a quien no contratar nunca.

¿Para qué sirven los bancos?

Hace tiempo que no escribo nada del mundo del emprendedor, pero ahora, más que del emprendedor, me toca hablar del empresario… Porque emprender una aventura es algo emocionante y motivador, pero mantener una empresa es algo que requiere mucho más tesón y resiliencia de lo que nunca te han contado. En esta ocasión vengo a hablaros de un elemento empresarial básico: «los bancos».

Cierta vez que estuve a punto de cerrar la venta de una empresa (más bien un traspaso), la dueña de la empresa que iba a comprar (spoiler, no lo hizo) se preguntaba porqué no teníamos cierto nivel de inversión en la empresa y yo le dije que no teníamos suficientes beneficios para poder hacer inversiones. En ese momento ella me dijo que el dinero no teníamos que ponerlo nosotros, que para eso estaban los bancos. Ahí descubrí que el elemento básico de toda empresa que se precie debería ser un director financiero que pudiese lidiar con los bancos.

Por desgracia en mis empresas no he tenido oportunidad de contratar a un buen director financiero porque estaba demasiado ocupado haciendo buenos productos para mis clientes que, además, nunca he sabido cobrar a su precio y, por tanto, tampoco he tenido demasiado dinero para servicios generales (y por eso llevo 17 años haciendo de hombre orquesta de la empresa)… El caso es que generalmente mi trato con los bancos es bastante breve, no suelo pedir dinero y solo me encargo de mantener la liquidez al nivel que me permite el negocio… Bueno, hasta ahora.

El caso es que pedimos y conseguimos un proyecto de I+D para desarrollar una cerradura inteligente con llaves electrónicas interoperables… Una idea muy ligada a nomorepass y que al CDTI le gustó lo suficiente para aprobarnos la ayuda. Aunque esto de llamarlo ayuda es un poco optimista, el caso es que el CDTI te da un adelanto y cuando terminas el proyecto y te gastas todo el presupuesto, revisa los resultados y si les parece bien te presta el resto del dinero del presupuesto. Es un poco locura, pero si el proyecto es lo suficientemente novedoso y hay mercado puede suponer un empujón interesante. Yo creí que así sería y cometí el tremendo error de solicitarlo, pagar unos carísimos avales a traves de una SGR (ya hablaremos de eso otro día) y contratar a una empresa que nos ayude a conseguir la ayuda y, lo que es peor, poner todo el interés y mis recursos en llevar a término el proyecto.

Estos dos últimos años no han sido los más interesantes para hacer I+D (ni para nada), y los clientes de mi empresa han terminado por ir reduciendo su negocio (al menos con nosotros) y/o retrasando pagos, esto combinado con la inversión que tuvimos que realizar para terminar la cerradura inteligente (nomorekeys se llama por ahora) nos dejó la tesorería temblando… Tanto es así que me vi en la tesitura de buscar financiación, y recordé eso de que los bancos justo dan ese servicio… Pues va a ser que no…

Pedí una línea de crédito (que es una cosa en la que te cobran si no necesitas el dinero y te cobran si lo necesitas, pero que te da la seguridad de poder afrontar pagos extras), no pedí demasiado, 20k que es más o menos el máximo que calculaba que iba a necesitar para poder soportar sin tener que echar a nadie… Y resulta que ahora el banco no da créditos a las empresas si no hay avalistas. ¿¿¡¡!!?? Pero, vamos a ver, ¿No es una empresa? ¿No se supone que pagamos al banco, usemos o no la línea de crédito, precisamente por el riesgo que asume? Da igual que hayas tenido beneficios durante los últimos cinco años, que tengas proyectos aprobados y previsiones de ingresos seguros, el banco no corre NINGÚN riesgo y, lo que es peor, te cobra por no correr riesgos. Entonces, ¿para qué sirven los bancos?

Al final si que he tenido que reducir la plantilla, trago amargo a más no poder en cualquier empresario (de los que se lo curran, no de los que lo heredaron de papá) y, aún así, tendré que seguir buscando fuentes de financiación o inversores ya que aparentemente los bancos ya solo sirven para venderte seguros, alquilarte cosas o ponerte alarmas que nos has pedido (y freírte a comisiones cuando te descuidas)… En fin.

El andorrano

Antes de nada, quiero dejar claro que cada cual puede hacer con su dinero lo que le plazca, mientras lo haya recibido de manera legal, no hay nada que decir. Me da igual que se compre un chalet, que se compre un país entero.

Cuanto más fácil te llega el dinero y menos has tenido que sufrir por ello, más fácil es que hagas tonterías con el mismo. Por eso un alto número de agraciados con premios importantes de loterías y demás suelen terminar en un estado peor que con el que estaban antes del premio. Digo esto del «dinero fácil» porque uno de los ejemplos de dinero sin (demasiado) esfuerzo es el de los youtubers (e influencers varios) que han explotado el cambio de hábitos de la juventud para engancharse al carro de los millones de seguidores y los cientos de miles (si no millones) de Euros de ingresos haciendo justo lo que siempre han hecho… Jugar videojuegos, hablar de sus vidas y presumir ante los demás de sus éxitos. Uno de los casos más destacados es El Rubius, que ha estado en las noticias durante estos días por su anuncio de que se iba a vivir a Andorra…

Cada uno puede vivir donde quiera, él en un desafortunado comunicado (este) se defendía diciendo que en ese país es donde estaban sus amigos y que allí iba a ser más anónimo. En el mismo comunicado atacaba a los «medios tradicionales» acusándoles de envidia (por conseguir él mucha más atención con muchos menos medios) y también a los funcionarios públicos por hacer su trabajo (en este caso un inspector de hacienda explicando que los impuestos son para pagarlos)… En fin, mi opinión sobre el tema es que, claramente, Rubén (que es como se llama este elemento) se va del país para pagar menos impuestos (igual que han hecho sus «amigos» de oficio) y quiere dar pena para mitigar un poco la profunda insolidaridad que demuestra con este movimiento… Porque te puedes ir a Andorra con tus amigos y seguir pagando los impuestos aquí. Porque puedes vivir de puta madre con lo que estás ganando pagando el 10% o el 50% de impuestos y, finalmente, porque este es el peor momento para España en el que se necesita cada Euro para afrontar la peor crisis de la historia reciente.

Me parece muy bien que regales tu dinero a los andorranos y dejes desasistidos a tus actuales compatriotas, pero no nos tomes por imbéciles y nos hagas creer, encima, que lo haces por otras razones… Tus compañeros ya dijeron que se iban por eso y ser egoista es solo eso, una característica de cada persona. No nos trates a todos como niños ratas sin seso. Lo peor de todo esto es el ejemplo que están dando a sus seguidores, diciendo que los impuestos no son para ellos y, aunque todos nos quejamos de la presión fiscal, hay que ser consciente de que las carreteras, los hospitales, los funcionarios que nos protegen y nos cuidan, la educación y todo eso no es gratis y lo mejor es pagarlo entre todos, mejor si lo que más tienen (y no podrán quedarse sin dinero así vivan 3 vidas) pagan más.

En fin… Hace unos años ya hice una app para el móvil que me permitirá desahogarme un poco en este tema, os dejo aquí el enlace: http://rubiusomg.com/app-release.apk

La verdad en tiempos del coronavirus

Decía Hiram Johnson en 1917 que la primera víctima de una guerra era la verdad, y esto es completamente cierto, ya que cada bando debe utilizar la propaganda para desconcertar y desmoralizar al enemigo. Hay grandes ejemplos de contraespionaje que fueron decisivos en muchas guerras – sin ir más lejos en la segunda guerra mundial cuando hicieron creer al reich que el desembarco de normandía sería por el paso de Calais (operación fortaleza) – y grandes ejemplos de propaganda en tiempos de guerra, que podemos resumir en el decálogo que ya publicaba Arthur Ponsonby en 1928:

  1. “Nosotros no queremos la guerra”.
  2. “El enemigo es el único responsable de la guerra”
  3. “El enemigo es un ser execrable”
  4. “Pretendemos nobles fines”
  5. “El enemigo comete atrocidades voluntariamente. Lo nuestro son errores involuntarios”
  6. “El enemigo utiliza armas no autorizadas”
  7. “Nosotros sufrimos pocas pérdidas. Las del enemigo son enormes”
  8. “Los artistas e intelectuales apoyan nuestra causa”
  9. “Nuestra causa tiene un carácter sagrado, divino, o sublime”
  10. “Los que ponen en duda la propaganda de guerra son unos traidores”.

A estos elementos hay que sumar la desinformación, como un elemento presente en toda competición donde la opinión pública tenga alguna participación, como ya sucedía en la antigua roma y viene sucediendo periódicamente en todas las elecciones, siendo la más descarada la campaña de Trump y el escándalo de cambridge analítica.

Sin embargo, cuando la guerra es contra un enemigo que no es humano, como es el caso actual donde nos enfrentamos a una pandemia sin precedentes, ¿qué hacemos con la información y desinformación? En otros países lo tienen claro, hay que mantener informada a la población de la evolución de la guerra, premiar a los heroes y felicitar a los voluntarios que estén apoyando los esfuerzos por superar la crisis, en España, se prefiere otro enfoque – Spain is different – y se ha optado por buscar un enemigo en casa.

Al igual que los nacionalismos perifericos eligieron el concepto de «Madrid» como el enemigo a batir, el que les impedía su tan utópica independencia y el que le robaba los recursos. Al igual que los ultraderechistas trasnochados buscaron a los emigrantes, a los diferentes como el enemigo que les quitaba los trabajos y les limitaba la asistencia médica, de la misma manera una parte mezquina de la sociedad española ha decidido que es el gobierno el enemigo a batir.

La campaña de descrédito ha sido desmesurada desde el primer momento, un gobierno de coalición es algo inédito en la democracia española y cualquier ocasión es buena para intentar romperlo y volver a ocupar el espacio de poder que la derecha española cree suyo por derecho de nacimiento. Pero tanto es así que han utilizado todas las armas a su alcance para, en lugar de aportar soluciones, propuestas o apoyo a los profesionales que están al pié del cañon intentando paliar los efectos del virus, demonizar la gestión del ejecutivo para culparles de las muertes por el coronavirus.

Nadie en su sano juicio sería capaz de algo tan abyecto como acusar a otro de la muerte de un semejante (seguramente en persona serían incapaces de hacerlo, aunque fuese por verguenza), pero no hay nada que una más que un enemigo asesino al que poder poner en el punto de mira de su guerra particular (ver los puntos de arriba), tanto en los nacionalismos, en el fascismo o en las películas de hollywood. Pero España es así, ya no es posible emitir opiniones imparciales porque eres etiquetado como de un bando o de otro, independientemente de la verdad o del mensaje que emitas. Estamos en guerra y ahora o estás con nosotros o estás contra nosotros.

Y de esta manera todo lo que se ha conseguido es eliminar cualquier atisbo de espíritu crítico. Las críticas son meras representaciones de estrategia política, cada cifra, cada gráfico, cada anuncio se convierte en un campo de batalla por saber quien es más mezquino. Si eres de un bando y te atreves a criticar a los tuyos por cualquier cosa (aunque sea verdad) te conviertes en un traidor y así, simplemente, no hay manera de avanzar. Al igual que a mi me da cosa presumir de bandera porque el símbolo de todos los españoles se lo han apropiado gente que no tiene ningún reparo en presumir de machismo, xenofobia, y homofobia y pretenden que cualquiera que ondee la bandera comparte con ellos esos valores; ahora me es imposible criticar al gobierno (que tiene cosas que mejorar) porque parecería que soy uno más de los bots lanzados por la oposición para destruir al gobierno.

Pero lo que es peor, el nivel de virulencia de esta guerra sucia en los medios es tan alto que las consecuencias pueden ser terribles para nuestro futuro. La censura real (no la que falsamente afirman que ya hay en whatsapp) puede estar a la vuelta de la esquina, mediante cambios legislativos, solo porque hay quien ha decidido que el enemigo a batir no es el virus, es el gobierno.

Queremos tu pasta… y ya

Llevo ya 15 años siendo empresario, siempre de una pequeña empresa (apenas he tenido más de 6 empleados a la vez) y he pasado ya por muchas situaciones muy diversas (muchas las podéis encontrar en este blog), pero siempre, siempre, he sido escrupulosamente respetuoso con la normativa fiscal. No he hecho (tampoco es que haya podido) ingeniería fiscal y no he tenido asesores lo suficientemente despiertos para optimizar lo que me dejaba en impuestos.

Pero no me he quejado, soy consciente de que las empresas han de ser las que más aporten al estado, que son entes sin más finalidad que la de generar beneficios y que, al final, esos beneficios han de revertir en la sociedad a la que pertenece. Creo que gran parte de los males que estamos viviendo estos años viene por el fomento de la codicia a la que la acumulación de dinero, infinita y sin restricciones, en las empresas modernas. Mucho rollo de resposabilidad social corporativa, conciliación y miliongas varias, pero las multinacionales y sus dueños tienen un único objetivo: acumular más y más dinero.

Dicho esto (soy consciente de que tengo que pagar impuestos como empresa) y habiendo tenido un buen ejercicio el año pasado, no tuve problema en pagar la tercera parte de esos beneficios a hacienda. Y aquí empieza la pesadilla.

Este ejercicio no está siendo tan bueno como el anterior, ni los clientes tienen tantos proyectos, ni yo tengo el mismo personal y he reducido la capacidad productiva en consonancia, por lo que tengo más gastos y menos ingresos. Pero me encuentro con que a hacienda eso le importa menos que nada, porque en el último gobierno de Rajoy se instauró la retención a cuenta del impuesto de sociedades. Algo similar a lo que se hace con los trabajadores y el IRPF, se retiene «a cuenta» un porcentaje de lo que se ingresa como adelanto de lo que habría que pagar posteriormente. ¿Cual es el problema con las empresas? Que no hay importe de beneficios sobre el que calcular esta retención y, en nuestro caso, se hace sobre los beneficios del año pasado… ¡Lo que es una locura! las empresas, por naturaleza, no tienen una fluctuación muy importante de ingresos y gastos.

El caso es que tras hacer la declaración del impuesto de sociedades del año pasado me tocaba pagar ya cada trimestre esta retención y, obviamente, era mucho más dinero del que correspondería a tenor de los resultados del año en curso… Así que, ni corto ni perezoso, intento que me fraccionen la «deuda» para poder pagarla sin tener que andar pidiendo financiación externa (que los bancos siguen a la suya), cosa que suele ser habitual en otras deudas tributarias… Aquí os dejo la respuesta:

En resumen, que quieren mi dinero y lo quieren ya… Si eso el año que viene, a mediados, cuando haga la declaración del impuesto de sociedades y salga a devolver, ellos, meses después se dignarán devolverme mi dinero (probablemente usando el que yo mismo les esté adelantando)… Y mientras, la empresa sin recursos y sin poder contratar más gente porque «hay que asegurar la regularidad en la entrada de fondos en la hacienda pública»…

A este paso me vuelvo liberal (Dios no lo quiera)!!!