Un ejemplo de no-venta online…

Últimamente pierdo mucho tiempo con uno de mis clientes, y lo más curioso es que la parte técnica está casi resuelta, pero me esta sirviendo, y mucho, para entender lo que se viene en denominar el «mercado global».

Mi cliente, que actualmente lleva un servicio de impresión digital, en el que puedes generar con un programita (solo para windows…) tu album de fotos, o tu calendario, o regalos personalizados y luego mandarlos a imprimir y que te lleguen a casita, obteniendo cierto éxito; decidió que era hora de ampliar el mercado ya que la saturación en este aspecto es bastante alta. De todas formas, tampoco está muy clara la razón por la que algunos clientes eligen un album u otro… Todos están a un click en internet y aunque la calidad del resultado es abismal entre unos y otros casi nadie se para a compararlos. ¿Se os ocurre como ampliar un negocio como este?

Logo Real Madrid
Por desgracia los análisis de mercado para los productos online son muy escasos y de poca fiabilidad, y que lo que suele primar en estos casos es tener la idea feliz y tenerla antes que otro… A mi cliente se le ocurrió la idea de generar albumes, calendarios, etc. con fotos de famosos… O mejor dicho, con fotos oficiales de una marca que tenga tirón y muchos seguidores…. Y se lanzó a negociar con el Real Madrid para conseguir el negocio.

Después de mucho penar, consiguió un contrato leonino con el club blanco donde el club ponía todas las restricciones del mundo y se llevaba una pasta gansa, vendiese o no el producto… Así pues, se podrían generar albumes, calendarios, posters y demás con fotos oficiales del Real Madrid… Suena bien. ¿no?

Pues no.

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La insoportable levedad del trabajador

Hay veces en las que me olvido de que soy un empresario y me dedico a trabajar, como cualquiera en cualquier empresa, soportando los caprichos de los clientes y olvidándome de todo lo demás. En el fondo puse la empresa para poder evitar las arbitrariedades de un jefe que, generalmente, no estaba capacitado para dirigir equipos de trabajo más que para cualquier otra cosa, cosa que igualmente podría hacer yo.

Sin embargo, no es lo mismo ser jefe que ser empresario. He tenido que hacer las entrevistas de trabajo a todos mis empleados y, generalmente, he acertado al contratarlos. La mayoría son excelentes profesionales y muy entusiastas en su trabajo. Tengo que reconocer que no les pago demasiado, pero las condiciones que les ofrezco nada tienen que ver con lo que se vive en una gran consultora o una carnicera al por mayor… En fin, que considero que la empresa es el conjunto de gente que está comprometida con ella y ese es nuestro único capital real (porque del otro ya no nos queda nada, todo hay que decirlo).

Hay momentos, como empresario, que desearía no tener que pasar. A parte del momento en que saco la calculadora para ver si hay dinero en la cuenta para pagar las nóminas y los impuestos, es algo terriblemente complicado para mi tener que despedir a alguien. Solo lo he hecho cuando la supervivencia misma de la empresa dependía de ello y he intentado evitarlo a toda costa en cualquier otra circunstancia… Aunque alguna vez he deseado no tener tantos escrúpulos.

Toda esta introducción viene, sirvame de descargo, provocada por una reclamación que he recibido por un ex trabajador de mi empresa que se empeña en cobrar atrasos de convenio (se acaba de firmar un nuevo convenio tic que sustituye al de 2006) año y medio después de que abandonase la empresa. No voy a entrar en el tema de si es legal o no, o de si finalmente tendremos que pagárselos, pero si os contaré una de las historias amargas de mi vida como empresario.
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¡Molina, pírate!

Siguiendo la iniciativa del blog Molina Pírate, no me queda más remedio que poner la foto de estos dos vampiros que no aportan nada a la sociedad más que injusticia, indignidad y una inseguridad tremenda para el sector de la cultura digital.

Vampiros

Y ahi el video de la iniciativa:


MOLINA PÍRATE! pasalo, pegalo en tu blog…es de todos from MOLINA PÍRATE! on Vimeo.

No me salen las cuentas

No se si ya lo he dicho antes… Pero soy un empresario.

Quizá los señores 2.0 prefieran que les llamen emprendedores o cosas más finas para quedar bien en la blogo-cosa, sea esto lo que sea. El caso es que mi motivación principal para dejar una gran multinacional y lanzarme a montar una empresa era tener el control sobre lo que hacía y porque lo hacía.

Llevo más de 4 años de empresario, inicialmente yo con otros socios (uno de los cuales tuve que invitar amablemente a que dejase de serlo, ya que tocarse las narices a dos manos no suele ser el trabajo encomendado a los emprendedores… ) y, poco a poco, contratando más gente que compartiese las ventajas de estar en una empresa como la mía (ya os diré cuales un día de estos).

He tenido muy claro, desde el principio, que mi empresa solo tenía una máxima. La empresa somos los que trabajamos en ella. No es que tenga muchas actividades motivadoras (somos informáticos, la sinergia nos la pela…) sino que cualquier decisión que he tenido que tomar lo he hecho pensando en el global de las personas que somos la empresa y no en el empresario en el que me convertí por arte de notario.

Hemos pasado por cosas buenas y por cosas malas. Hasta ahora no nos faltaba ni trabajo ni dinero para mantenernos, no tuvimos que pedir prestado ni nos preocupamos demasiado por los morosos que, tarde o temprano, terminaban pagando. Sin embargo esto ha cambiado drásticamente desde el verano hasta ahora.

¿Que es lo que ha cambiado?
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