Emprender o no emprender

Hoy en día emprender un negocio parece ser que debería ser fácil y todos nosotros deberíamos plantearlo hacerlo… Permitidme que os corrija, eso no es así.

El emprendedor medioYo he sido empresario antes que emprendedor, no es que me guste mucho la gestión empresarial, pero en una pyme no queda más remedio, alguien tiene que hacer el trabajo sucio. No obstante, ser empresario es tener un producto que vender, unos clientes que lo compran y unos costes menores que lo que se recibe por ese producto. Ser emprendedor ni se le parece, es más, es todo lo contrario: crear un producto que no existe, buscar clientes que no tienes y gastar más de lo que ingresas…

Según las estadísticas de los bussiness angels, con suerte, 8 de cada 10 empresas en las que invierten fracasan y desaparecen, solo 2 crecen y generan valor suficiente para multiplicar la inversión de los Bussiness angels (BA) o los Venture Capital (VC). Pero, ¿sabéis qué? obtener inversión de un BA o de VC no es nada sencillo y, quizá, solo una de cada 100 empresas que buscan esa inversión la terminan consiguiendo, así pues, solo 2 de cada 1000 nuevos emprendimientos salen bien. ¿Qué pasa entonces con los otros 998?

Pues básicamente lo que pasa es que fracasan. En todas las charlas de emprendimiento siempre se nos dice «fallar es bueno» y se nos trae a un emprendedor de éxito a contarnos cómo había fallado antes de conseguir sus éxitos. Nunca se nos traerá a alguien que ha fracasado y nunca ha conseguido un éxito, aunque estos sean la mayoría. ¿Porqué no se nos muestran los fracasos de verdad? ¿no quedamos en que se aprende de los fallos?

En próximas entradas iré contandoos mi experiencia como emprendedor… Seguid atentos si queréis aprender, de verdad, qué es eso de intentar emprender… Eso si, el final no es feliz, ya os lo advierto. Quizá como la foto que acompaña el post, la calavera pelada es lo único que queda del emprendedor medio…

De nóminas y facturas

Hoy tengo que intercalar un post de «lloriqueo»… Id sacando la «buambulancia», que empiezo.

Masthead-415x191-bills-paidIgual es una manía mía, pero tengo la mala costumbre de pagar por los trabajos que me hacen, o incluso los que no me hacen, puntualmente siempre que no tenga ningún problema que me lo impida por fuerza mayor. No es que sea un buen pagador, es que las deudas que se pueden pagar, hay que pagarlas… Y mucho más si es por trabajo que ya te han hecho.

Esa costumbre, sin embargo, no está muy arraigada en nuestro país (no puedo hablar de las costumbres de otros), donde el más listo no es el que más sabe, sino el que es capaz de engañar durante más tiempo.

El caso es que siempre hay clientes «listillos» a los que has de recordarles periódicamente que tienen que pagar una factura. A veces es poca cantidad y solo con el aviso es suficiente (y tampoco nos importa esperar), a veces son cantidades importantes y la falta de ese ingreso nos causa serios problemas financieros, y el aviso parece que es como el suave viento de primavera: se nota pero no molesta… Llegados a la situación en la que tenemos varias facturas impagadas de varios clientes por trabajos que ya se han hecho y se han entregado, ¿qué se puede hacer?

Pues la verdad, no lo se, a mi algún cliente me han llegado a echar broncas monumentales por recordar que lo de pagar a los proveedores no es un favor, sino una obligación, y que el tiempo pasa (si, el tiempo relativístico para pagar facturas es un invento muy nuestro, pero no existe). Claro, que el cliente/patrón que actúa así denota que no tiene el más mínimo interés en lo que le estás proporcionando. Eso, o que es una mala persona, que tiene algún problema que no nos quiere contar, o que, simplemente, está estirando los plazos para ver hasta donde eres capaz de llegar.

Callarse tampoco es una opción, siempre alguno de los listillos que ha dejado por meses sin pagar la factura te puede decir que «se me ha traspapelado, ¿porqué no me has dicho nada?» o espera a que se lo recuerdes para decirte lo mal que lo tienen y darte un nuevo plazo de pago… grrrrr.

Hay también un leve tufo sádico en algunos que disfrutan viéndote sudar la gota gorda para conseguir que te ingresen un dinero que ya te has ganado, dándole más valor a la parte que menos tendría que tener, el pagar efectivamente la factura. Pero es que no todo el mundo es masoquista y hay muchos que necesitan ese dinero para algo más que gastárselo en putas y alcohol…

En resumen: si eres de los que no pagan las facturas a tiempo, tu sabrás porqué lo haces, pero está muy feo. ¡Y lo sabes!

Y si, encima, esa factura corresponde a un trabajo de un autónomo (que sale mucho más barato que ponerle una nómina) que ha ido todos los días a tu centro de trabajo y esperaba cobrar la factura próxima a cuando cobran el resto de los trabajadores con los que comparte mesa, que sepas que está más feo todavía.

Los errores SI se pagan

Tengo un jefe que dice que su empresa no paga errores y que las tareas dedicadas a depurar y corregir errores deben hacerse en el tiempo libre.

human-error-in-finance-640x324A mi, que no soy muy dado a cometer errores y que tampoco dispongo de mucho tiempo libre eso me parece simplemente una barbaridad, y no solo porque estemos hablando de ingeniería del software, sino porque estamos hablando, en general, de trabajo hecho por humanos. Es completamente imposible asegurar que el 100% de un trabajo realizado por un ser humano está exento de errores, enmiendas u omisiones. Decir que solo se paga por el trabajo «perfecto» es como decir que te están pagando solo una fracción del tiempo que dedicas. Y eso, simplemente, es explotación.

Según Frederik P. Brooks, Jr. El autor, entre otros, del conocidísimo libro «The mythical Man-month» y autoridad donde las haya en el campo de la ingeniería del sofware, el 50% del tiempo total de un proyecto software debe dedicarse a pruebas, depuración y corrección de errores. ¡Un 50%! más tiempo que el dedicado a programar o a cualquier actividad de gestión. ¿Eso significa que si se hubiese aplicado la política de «yo no pago errores» el software habría salido por la mitad de precio? No, significa que los errores en el software son inevitables y que el buen software no es el que se construye sin cometer errores sino el que se hace teniendo siempre presente que los errores están ahí y hay que corregirlos antes de sacar nada al mercado.

Escudarse en la excusa de que un programador experimentado es el que no comete errores, es una falacia completa. El programador experimentado es aquel que ya ha cometido más errores y, por tanto, tiende a no volver a cometerlos o, al menos, a reconocer los errores cuando los encuentra más rápidamente que otro programador que no ha tenido esa experiencia. Además, muchos «errores» no son más que malas interpretaciones de requisitos o malas integraciones de sistemas distintos que no se habrían podido evitar sin cambiar las políticas de comunicación de la empresa (¿alguien recuerda el pufo de las distintas unidades de medida en la Mars Climate?).

Por más controles que se pongan, por mejores herramientas que se utilicen, por más que estemos concentrados en lo que hacemos el 100%, es imposible evitar la introducción de errores en el código que se produce. Las tareas de pruebas y depuración son muy importantes y determinantes a la hora de medir la calidad del resultado final. Intentar no pagar por esas horas es como invitar a alguien a comer y decir que los entremeses y el postre lo tiene que pagar él. ¿Qué invitación es esa?

Espero que vosotros no os encontréis esta situación que, por otra parte, no debería darse entre gestores formados y experimentados en el campo de la ingeniería del software. Hora que trabajas, hora que se paga. Si eres malo en lo que haces te pagarán menos por cada hora y terminarás en la calle, pero si eres bueno, igualmente cometerás errores (y los corregirás) en horas pagadas acorde a tus habilidades. El resto son milongas.

La banca siempre gana

Esta frase, referida a los casinos, empieza a ser un clásico referido a las entidades financieras, iba a decir de nuestro país, pero estoy seguro que en otros países pasa tres cuartos de lo mismo.

671d110f60a7f61925c830a7362707e0_articleYa os he contado muchas veces que odio profundamente las labores de empresario que me veo forzado a realizar, y más cuando las cosas van mal. Esta vez me tocó ejercer de director financiero y ante las apreturas de tesorería (eufemismo para decir que las telarañas empiezan a abundar en la cuenta) me vi obligado a pedir una cuenta de crédito a La Caixa. El caso es que aporté la documentación y, aparentemente, me la concedieron sin demasiados problemas. Total, el interés que voy a tener que pagar es siempre más alto de lo que ellos pagan por el dinero (bien al BCE, bien a los ahorradores que tienen allí su dinero), pero no les basta con eso… Las comisiones por indisposición del crédito es de un 1%, ¡el doble de lo que pagan ellos por los depósitos de ahorradores! es decir, que si uso el crédito pago un interés «de mercado» y si no lo uso, por disponer de él en la cuenta estoy pagando un interés más elevado que el que ellos pagan a los que depositan su dinero… Un negocio redondo. Además, cobraban unas generosas comisiones de apertura y de estudio y me tocaba pagar a mi el notario (esos 30 segundos que dedica el menda a verte firmar un papel y que cobra a precio de estrella del rock).

Pero no bastaba con eso, no, una vez que la operación estuvo aprobada y concedida faltaba ver «la compensación», es decir, que la oficina, por sus santos cojones, me pedía una compensación adicional a todo eso… Y, ¿qué me planteaba? la constitución de una póliza de seguros que nada tenía que ver con la cuenta de crédito, el caso es que ellos pudiesen vender un seguro. Al principio creí que iba a ser algo simbólico, que sería una póliza de responsabilidad civil o similar que me costaría un par de euros al mes… Pues no, tenía que contratar la cojo-póliza de protección jurídica PYMES que salía por 24 Euros al mes… ¡Manda cojones! voy a pedir dinero porque estoy haciendo malabarismos para mantener a flote la empresa y estos vampiros con pintas no solo me sorben la poca liquidez que me queda en comisiones sino que además me obligan a contratar un producto que nunca he necesitado. Pero no creáis que me rendí tan pronto, no, intenté contratar algo más barato (si no quedaba más remedio) con menos coberturas, pero que sea asequible… Y nada, parece ser que el bonus de la interfecta que me atendía dependía de que yo contratase ese maldito seguro.

Echando cuentas, si no uso el crédito, me cuesta 900 Euros al año y si lo uso, bastante más… ¡Vaya ayuda!

No solo La Caixa (en este caso, que desconozco otros) abusa de su posición y cuela productos vinculándolos a otros que no tienen nada que ver, sino que, además, no tienen ningún reparo en colaborar a que las empresas pierdan liquidez mientras que ellos engordan sus bolsillos cobrando por NADA, no nos dan servicio e intentan convencernos de que nos están haciendo un favor y no solo te cobran comisiones sino que te exigen compensaciones… ¡Una verguenza!