Movistar Bloquea Cloudflare: Impacto en Webs y Solución

Aunque pareciese que no tiene nada que ver una cosa con otra, lo que es cierto es que estas últimas semanas han ido ligadas de la mano, pero de la manera mala. Dejadme que me explique.

El caso es que una de las aplicaciones que mantenemos empezó en un momento dado a recibir incidencias como si estuviese caída. El servidor estaba bien y yo desde mi oficina llegaba perfectamente, después de mucho indagar descubirmos que no se llegaba desde las conexiones Movistar u O2, además, lo que vimos es que había ya quejas de otros servidores que estaban afectados y solo tenían en común una cosa, que estaban detrás de Cloudflare. La cosa es que media internet utiliza los servicios de cloudflare, como CDN o como protección contra ataques DDOS o como proxy para ahorrar ancho de banda. Entendimos que debía ser un problema de enrutamiento de Movistar y desactivamos cloudflare momentaneamente a la espera de que lo solucionasen… Estamos hablando del día 3 de febrero.

Esto estuvo pasando durante toda la tarde, llegado un momento nos dijeron que ya volvía a funcionar (y que todo debería ser una avería, no nos dijeron otra cosa)

Peeero, casualidades de la vida, el día 8 se jugaba el derbi y, mira por donde, resulta que empezamos a recibir incidencias de nuevo… Vuelta a desactivar cloudflare y esperando de nuevo… Pero esta vez no lo arreglaron, el domingo seguía la cosa igual:

Y esto se quedó así hasta el lunes (qué curioso!) sin que nadie se dignase dar ninguna explicación ni disculpa. Miles de negocios perdidos y webs expuestas a ataques sin remedio por alimentar a las alimañas del deporte. Era tan evidente que ya se publicó como noticia en varios medios (https://hipertextual.com/2025/02/movistar-cloudflare-futbol). El caso es que estuvo funcionando bien hasta los partidos de champions en los que se repitieron cortes de 15 minutos alternos (igual esto había cantado demasiado).

¿Qué hacer?

Ahora nos surge el problema de qué hacer el fin de semana. No podemos irnos a descansar porque si nos vuelven a cortar cloudflare tendríamos que volver a desactivarlo a mano, así que, para todos aquellos que tengáis cloudflare os recomiendo usar algo como esto:

import requests
import subprocess
import os

def check_ip_reachable(ip):
    try:
        result = subprocess.run(['ping', '-c', '4', ip], capture_output=True, text=True, timeout=10)
        return result.returncode == 0
    except subprocess.TimeoutExpired:
        return False

def pause_cloudflare(domain, email, api_key):
    headers = {
        'X-Auth-Email': email,
        'X-Auth-Key': api_key,
        'Content-Type': 'application/json'
    }
    
    # Obtener el Zone ID
    zone_response = requests.get(f'https://api.cloudflare.com/client/v4/zones?name={domain}', headers=headers)
    zone_data = zone_response.json()
    
    if not zone_data['success']:
        print("Error al obtener el Zone ID")
        return False
    
    zone_id = zone_data['result'][0]['id']
    
    # Pausar el servicio
    pause_url = f'https://api.cloudflare.com/client/v4/zones/{zone_id}'
    pause_data = {'paused': True}
    
    response = requests.patch(pause_url, headers=headers, json=pause_data)
    result = response.json()
    
    if result['success']:
        print(f"Servicio pausado para el dominio {domain}")
        return True
    else:
        print(f"Error al pausar el servicio: {result['errors']}")
        return False

# Configuración
ip_to_check = "192.168.1.1"  # Reemplaza con la IP que quieres comprobar
domain = "ejemplo.com"  # Reemplaza con tu dominio
cloudflare_email = "[email protected]"  # Reemplaza con tu email de Cloudflare
cloudflare_api_key = "tu_api_key"  # Reemplaza con tu API key de Cloudflare

# Comprobar si la IP está accesible
if not check_ip_reachable(ip_to_check):
    print(f"La IP {ip_to_check} no está accesible. Pausando el servicio en Cloudflare...")
    if pause_cloudflare(domain, cloudflare_email, cloudflare_api_key):
        print("Servicio pausado exitosamente")
    else:
        print("No se pudo pausar el servicio")
else:
    print(f"La IP {ip_to_check} está accesible")

Este programita básicamente lo que hace es comprobar si una IP responde al ping y si no lo hace pone en pausa cloudflare para el dominio que queramos. Para ello solo hay que configurarlo con la IP, el dominio y los datos del API de cloudflare de nuestra cuenta. Lo recomendable es hacer un bucle que lo chequee cada cierto tiempo y (código que todavía no he hecho) que cuando vuelva la conectividad se vuelva a activar cloudflare.

Para mi estas actuaciones son completamente ilegales y atentan contra la neutralidad de la red. ¿Qué será lo siguiente? ¿Evitar que visitemos blogs de ideologías no aprobadas?, ¿Hacer inaccesible el porno? Por desgracia en mi casa usamos O2, pero igual tengo que cambiarme visto lo visto.

La tasa google

wertEste viernes, como no podía ser de otra manera, el ejecutivo nefasto que estamos sufriendo nos ha «presentado» un nuevo castigo… La reforma de la LPI, la Ley de Propiedad Intelectual.

El infame ministro Wert, superviviente de todos sus dislates anteriores, y que va a conseguir, poco a poco, convertir a España en esa monarquía bananera que tanto añora, dio las líneas principales de la reforma de una ley imprescindible para la preservación de la cultura de un país… Veamos qué nuevos disparates se han inventado ahora:

1. Se introduce el derecho de los editores a obtener compensación por el uso que de sus ediciones hacen los agregadores de noticias. Traducido al cristiano, si alguien pone un enlace a un medio de comunicación, aunque sea información que éste ofrece gratuitamente, hay que pagarle…. A esto se le llama la «Tasa Google». ¡¡¡RIDICULO!!!

2. Ventanilla única para el cobro de derechos de autor… Vamos, que quieren que toda la pasta que robaba la SGAE y compañía ahora lo recaudan ellos para quedarse con su parte.

3. Se introducen mecanismos para perseguir a quienes facilitan el enlace a los alojadores de servicios ilegales… Vamos, que enlazar ya es delito, y además, las multas se disparan hasta los 300.000 Euros.

4. ¿Queréis una letra de una canción? Pues tenéis que esperar 20 años más, los derechos se amplian de 50 a 70 años.

Resumen…

Si eres de una industria decadente y que no sabe cómo sacar dinero de internet, Wert te ayuda y, además, espera que tú le ayudes a él. A la cultura, a los ciudadanos y a los nuevos negocios de internet… ¡que les den!

Y es que la relación entre los «medios tradicionales» e internet ha pasado de simbiosis (yo genero contenido, tu me enlazas y me traes tráfico y anunciantes» a parasitismo «tu me pagas por que si»… Ante eso un buen antibiótico es eliminar los enlaces a esos medios y ver cómo sobreviven sin ese tráfico y sin la publicidad.

NOTA: La foto la he sacado del ABC, pero como no quiero que me cobren, no pongo el enlace al artículo.

Si cierras los ojos todo es posible…

ojos_cerrados-145Eso es lo que parecen pensar todos los implicados en la industria del libro, si cierran los ojos y piensan con mucha intensidad que los ebooks son lo mismo que los libros en papel milagrosamente esto se hará realidad. Esa cerrazón insistiendo en aplicar modelos caducos, que tuvieron su razón de ser en el pasado, a nuevos objetos que no tienen casi nada en común será la razón que les arrastre al abismo.

Entiendo la posición de una industria, la editorial, que se ha dedicado a empaquetar contenidos en libros y ha controlado su distribución y venta de manera omnipotente durante casi 500 años al descubrir que su producto principal ya no es necesario, que los margenes que se obtenían ya no se pueden sacar de los libros digitales y de que los que antes eran meros comparsas -los autores- ya no se contentan con las migajas que antes recibían. Han cerrado los ojos y han pensado con mucha intensidad que si llaman libro a un ebook ellos seguirán teniendo todos los derechos y podrán continuar con su negocio.

Craso error, para seguirles el rollo Amazon, que es el mayor distribuidor de libros en papel, les dió palmaditas en la espalda y les prometió que para ellos un ebook es lo mismo que un libro en papel, que pondría sistemas anticopia y quitaría a los lectores sus derechos para simular que un ebook es un libro… Y cuando los editores, aliviados, abrazaron al monstruo este siguió dándoles cuerda para un autoahorcamiento anunciado. Se inventó un préstamo de ebooks por el que los editores y autores no recibirían nada… Y los editores no sabían qué decir… Bueno, es normal, los libros en papel también se pueden prestar ¿no? Después patentó un mercado de segunda mano en el que los usuarios podrían revender su copia «usada» del libro como si se tratase de uno de papel… Y con los ojos cerrados y pensando que un ebook es un libro sería hasta aceptable.

Pero es que un ebook no es un libro. Si damos un paso atrás y abrimos los ojos como lo haría un niño lo que veríamos sería que alguien acaba de inventar una manera por la que un paquete de bytes pasa de un dispositivo a otro a cambio de un dinero que solo repercute en Amazon, quien compró el «original» al revenderlo recupera parte de su dinero, por lo que la lectura del ebook le ha salido mucho más barata y seguro que va a tener comprador porque la persona que le compre el ebook recibirá exactamente lo mismo que el primer comprador pero pagando menos dinero, ¿quién querría comprar el orginal si no hay absolutamente ninguna diferencia con una copia más económica? Resultado, muchas personas leerán el mismo libro pero la editorial o el autor solo cobrarán una vez y estarán contentos porque con los ojos cerrados es lo mismo que pasaría con un libro en papel ¿no?

Lamentos de la industria decadente

Año 1496 , en el refectorio del monasterio ya no quedan más que el prior y el hermano Braulio, han terminado la comida y las lecturas de la Biblia y se deciden a pasear por los soportales del claustro. El hermano Braulio ha solicitado esta entrevista visiblemente nervioso tras recibir noticias de la lejana capital y empieza con tono quejumbroso:

– Hermano, algo horrible está sucediendo en Alemania, acaban de comunicarme que han inventado un sistema, que no puedo sino nombrar como demoniaco, que permite imprimir libros a una velocidad inhumana.

– ¿Cómo hermano Braulio? Eso no es posible. Bien sabemos que para producir una Biblia en condiciones nuestros copistas tardan muchos años y el coste de los materiales y el trabajo dedicado hace que solo unos pocos afortunados puedan costeársela.

– Como oís, ahora ya se pueden producir tantas copias como se quiera de la misma obra sin más coste que el de una prensa y el barato papel y la tinta, burgueses y gente impia podrá acceder a cualquier escrito dentro de nada…

La angustia se reflejaba en la cara del hermano Braulio, mientras el Prior empezaba a mirar incrédulo al vacío mientras abría la puerta de acceso a la biblioteca.

– ¡Esto es el fin de la cultura! tronó ante los atónitos hermanos que estaban trabajando en la copia de sus manuscritos… Ya no podremos competir con la imprenta y se acabará la literatura de calidad y todo el trabajo que hemos hecho para preservar el saber habrá caído en saco roto, ¿quién pagará por nuestros manuscritos si es más caro y mucho menos actual?

Como todos sabemos esta escena no fue real de ninguna manera, y , es más, la cultura sufrió un despegue inimaginable desde que se empezaron a utilizar las prensas de tipos móviles (la verdadera invención de Gutenberg). Se cambió un proceso de muchos años, donde cada copia tenía un valor inmenso a otro donde el trabajo principal era generar las planchas y la composición, pero que luego permitía copias con un valor infinitamente menor que un manuscrito.

European_Output_of_Books_500–1800

Producción Europea de libros hasta el siglo XVIII: Imagen procedente de wikipedia

Como vemos el cambio de tecnología mejoró la difusión de la cultura y, simplemente, desplazó la «industria» de generar manuscritos a otra con una escala de costes y valores totalmente distinta. Cada vez que se da un cambio de este tipo ocurre lo mismo, la industria desplazada cree tener derechos para permanecer en posesión de la exclusividad y, primero desprecia, luego boicotea y, finalmente, termina cediendo ante la evidencia de que la nueva tecnología ofrece más beneficios que la vieja y que hay que adaptarse o retirarse.

Todo esto viene al hilo de las declaraciones que las caducas industrias del libro impreso están haciendo estos días, clamando contra el libro digital y la piratería (como si una cosa implicase la otra) y dando cifras inventadas y ridículas. Por ejemplo en estos dos artículos Yo leo, tu descargas, el piratea, El sector del libro dejó de ganar 350 millones por la piratería que han sido ya contestados en varios sitios, pero que destaco Piratería, libros, correveidiles e irresponsables. En todas estas declaraciones se puede ver claramente que están en la fase de negación, donde se creen que internet y los hábitos de los lectores pueden todavía cambiarse solo con que se apruebe una ley o se haga una campaña de concienciación… Todavía no se han dado cuenta de que hay un cambio tecnológico tan importante que, igual, lo que tienen que hacer es apartarse y dejar que otros tomen el testigo de la producción cultural (si es que a ellos no les sale a cuenta)…

¿Alguien se imagina al prior del convento que hemos comentado yendo al Rey a quejarse intentando prohibir el uso de la imprenta o, al menos, exigiendo un canon desorbitado a los compradores de libros impresos? ¿Qué hubiese pasado si esa ley se hubiese puesto en marcha? ¿Donde estaría la cultura y los actuales herederos de los impresores que son, al final, los que se están quejando ahora?… Ahí lo dejo.

Paga si te gusta…

Tengo que entonar el mea culpa por la cantidad de tiempo que llevo sin escribir aquí, pero es que estoy muy, muy emocionado con el relanzamiento de nuestro proyecto más interesante: BiblioEteca.

Además de recomendaros a todos que os deis una vuelta por la web y que nos dejéis vuestra opinión (que será siempre bienvenida) hoy os quiero hablar de un concepto que hemos acuñado para este lanzamiento: «Paga si te gusta«.

Actualmente la industria del libro está enredada en una búsqueda imposible del modelo que les permita mantener su status-quo actual o, al menos, el volumen de facturación. Sin embargo se han olvidado de algo fundamental… Lo que dicen vender ya no se parece a lo que realmente venden. Los libros en papel son un producto físico, precioso, elegante, manejable y con el olor que tanto gusta a los aficionados… Pero los libros electrónicos solo son un paquete de bytes que reproducen el contenido que un autor ha imaginado.

Ni impresión, ni distribución, ni librerías de barrio, ni grandes márgenes. El control sobre los libros electrónicos se les escurre entre las manos como si se tratase de arena de la playa, ni sus estructuras están preparadas ni sabe qué hacer en cuestión de precios o derechos. Ejemplo de ello fueron las charlas en las que estuvimos presente del LIBER de este año donde los editores se empeñaban en calcular el precio del libro digital como un porcentaje de lo que piden por uno en papel y los -pocos- lectores les intentaban hacer comprender que ese precio es inaceptable y que así no iban a vender nada…

A lo que vamos… Los libros digitales son productos virtuales, desde el punto de vista que se pueden replicar infinitamente y sin coste para nadie, por tanto, es infinitamente abundante. Además, publicar exclusivamente en digital es mucho más barato y elimina gran parte de las diferencias entre los «buenos» y los «malos» escritores ya que el escaparate es común y la cantidad de ejemplares disponibles igual de ilimitados. Entonces, ¿qué podemos hacer los lectores para poder leer más y mejor?

Como siempre, andar al futuro suele terminar en una mirada retrospectiva al pasado. La masificación y aislamiento de las ciudades ha dado paso a la intercomunicación e interrelación mediante internet, es decir, una vuelta a las antiguas aldeas donde todos se conocían. Lo mismo que pasa con los artistas, volvemos al momento en que los artistas iban de pueblo en pueblo haciendo su actuación y, tras la misma, pasaban la gorra para recaudar lo que el público creía conveniente aportar… No estaban pidiendo limosna, estaban cobrando por su arte y cobraban justo lo que el respetable creía que era justo y estaba en sus posibilidades… Pues lo mismo, lo mismo, se propone con la iniciativa «Paga si te gusta«.

Los autores pueden publicar sus libros digitales en biblioeteca e indicar que quieren cobrar en el modo: Paga si te gusta. Los lectores se descargan el libro y lo leen (si están interesados en ello) y cuando vuelven a valorar el libro pueden proceder a pagar por el mismo la cantidad de dinero que crean conveniente (que puede coincidir o no con lo que el autor ha indicado como valor de referencia).

Ventajas:

  1. Todo lo que se ingrese ya será mayor que lo que se ingresaría si no se publicase el libro
  2. Elimina barreras de entrada para acceder al libro
  3. Permite que los autores sepan cuantas descargas y más datos sobre sus lectores
  4. Evita que los lectores tengan que acceder a sitios «dudosos» y se encuentren libros de baja calidad
  5. El autor puede saber cuanto cree el público que vale su obra (en dinero)
  6. Incrementa la difusión de la obra y hace marketing directo de la misma (ya no hace falta evaluarla por la portada)

Inconvenientes:

  1. Puede que mucha gente lea el libro sin pagar (aunque eso es lo que sucede igualmente hoy en día de manera inevitable)

En suma, aunque inicialmente contamos con pocos títulos en PSTG creemos que esta idea está bien encaminada y permitirá a los autores ser recompensados por sus obras y no por los costes que tengan sus editores. Por ahora estamos en fase experimental pero esperamos liderar un movimiento nuevo en la difusión y retribución de la literatura. Como dice Juan Gomez-Jurado:

Existen muchas formas de hacer las cosas.

Durante los últimos 572 años, desde que Guttemberg inventó el tipo móvil hasta hace muy poco, sólo habíamos conocido una de ellas. En los últimos años la tecnología, esa que muchos ven como una amenaza, se ha revelado como el mejor amigo de los que crean los sueños y de los que quieren soñar.

Hoy somos nosotros los que damos el primer paso, los que ponemos en tus manos el control. Tú decides si nos ayudas a seguir creando tus sueños.

Existen muchas formas de hacer las cosas, y hoy empieza una nueva.

Bienvenido al futuro.

Juan Gómez-Jurado