Como pollo sin cabeza

Me encanta esta expresión, «como pollo sin cabeza», siempre que la utilizo es para indicar que lo que se está haciendo se hace simplemente por mantenerse en movimiento, no con un objetivo claro (como el pollo decapitado de la expresión). A veces me siento que estoy en el mismo caso… Con cabeza pero corriendo de un lado a otro sin pararme a sacar todo el jugo de lo que hago.

Y digo esto por mi experiencia de esta semana, en la que he tenido un trancazo importante (lo sigo teniendo) que a ratos me hace estallar la cabeza, otros me parece que tengo otitis y la mayor parte me deja hecho polvo pero, aún así, se me han juntado tantas cosas que hacer y en tantos sitios que he tenido que aparcar toda precaución y seguir adelante «como pollo sin cabeza».

LUNES

La congestión ya me atenaza, empiezo a toser como un condenado y la garganta me duele, pero no hay problema, tenemos que preparar todo para el startup-olé del día siguiente y nos vamos de compras por la tarde para complementar los materiales que, por suerte, ya habían llegado por la mañana, luego en casa, preparar la maleta y todo lo demás… Espero que no me dure demasiado el trancazo.

MARTES

No me levanto mejor que el día anterior, pero la adrenalina del viaje me permite moverme con soltura, primero a la oficina y, a media mañana, ya nos metemos en el coche rumbo a Salamanca… Se supone que no habría demasiado problema en llegar tarde, pero nos gusta cumplir con los horarios y prefiero llegar antes de las 14:00 que es la hora en la que deberían estar los stands preparados… Y así que lo hacemos, algo más de dos horas de viaje y 220 kilómetros después ya estamos listos para montar el chiringuito… Que no nos queda nada mál:


En cualquier caso, ya que era pronto nos reservamos un poco de tiempo para comer (hace un día expléndido y lo hacemos en una terraza cercana a la plaza mayor) y volvemos por la tarde donde nos quedamos atendiendo al poco público que pasa por allí (básicamente a los vecinos de expositor que son los únicos que están por la zona).

Mi resfriado parece que se ha estancado, quizá el buen tiempo haga que mejore, no se, la esperanza es lo último que se pierde y hay que acumular fuerzas para el día siguiente que, según todos los indicios, será el día grande de la feria y donde tendremos que darlo todo.

MIERCOLES

Definitivamente el resfriado ha empeorado, tras la ducha creo que me ha entrado agua en el oído drecho porque lo tengo parcialmente taponado… Me pongo a dar saltos a la pata coja y parece que no evoluciona… Quien sabe, igual es el resfriado que se está convirtiendo en otitis.

A las 8 de la mañana, después de tomar un frugal desayuno nos plantamos a las puertas de la capilla en la que tenemos nuestro stand… Y resulta que hay un control de seguridad montado «a la española», solo hay una persona con la lista actualizada de quien puede entrar y quien no ¡¡EN UN MÓVIL!! y luego el control de seguridad posterior como si fuese un aeropuerto… Total media hora perdida esperando para entrar… Pero una vez que estoy dentro me doy cuenta que no tengo ni un mísero analgésico y que lo del oido me está doliendo cada vez más… Salir a comprarlo no es una opción, la cola de fuera ya ha tomado dimensiones bíblicas y volver a entrar puede costarme otra hora… En fin, a esperar.

La razón de toda esta seguridad era la visita que, a eso del medio día recibiríamos… El Rey y el presidente de Portugal (acompañados del ministro de exteriores) se pasaban para mostrar su apoyo a los emprendedores…

Menos mal que, en un momento en que vi que la cola de entrada había menguado salí a la farmacia más cercana a comprar algo para «doparme» mientras durase el sarao… Claro que el efecto tampoco es que me durase demasiado.

Por lo menos la mañana, una vez que la regia visita nos dejó, fue productiva, se pasaron más personas a las que presentamos nomorepass y conseguimos hablar con más gente que conocíamos o que nos querían conocer… Pero llegó el momento en que mi resfriado pudo más que yo y tuve que decidir volver al hotel, aunque fuese a descansar un rato, para recuperarme, en estas circunstancias era más sencillo hablar con un zombie que conmigo.

Y como Murphy es así, justo mientras estoy en el hotel empiezan a llegar personas con las que yo quería hablar… Total que solo pude estar poco más de media hora antes de tener que volver al stand. Menos mal que la comida se pudo hacer con el cocktail que nos había preparado la organización, no me veía con ganas de volver a buscar un restaurante.

Este día todavía tendría alguna sorpresa, antes de ir al concurso de pitch en el que estábamos todavía tuve tiempo de quedar encerrado en uno de los aseos, se rompió el mecanismo (me quedé con la maneta en la mano) y resulta que estaba en medio de los muros de medio metro del claustro y no había ni siqueira cobertura… En fin, que gracias a una señora de la limpieza que me oyó y al de mantenimiento que terminó por romper todo el cierre para que pudiese salir, que si no allí me quedaba.

A las 17:30 nos entrevistaron en una radio por internet para su podcast (vistodeotrolado) y a las 18:30 ya estabamos listos para la competición de pitch en la que estábamos englobados como fintech… En el interim nos perdimos una reunión que teníamos programada con Prosegur y que, debido a la maliiiiiiiisima app que disponía la organización pasaba 100% desapercibida. El caso es que dimos el pitch (que no ganamos) y a eso de las 8 de la noche, con un calor insoportable dentro del edificio, terminamos nuestra jornada maratoniana… Salvo mis virus que seguían activos a toda máquina.

Decidimos recoger los bártulos y aprovechamos para tomar algo en el networking cocktail que nos prepararon y vuelta al hotel, las fuerzas ya flaqueaban.

JUEVES

Si alguien creía que esto se había acabado, se equivocaba. Para el jueves teníamos previsto el mentor’s day de la fundación madri+d que me obligaba a estar en Madrid a las 16:30 de la tarde… Así que tuvimos el tiempo justo de recoger las cosas, desayunar, comprar el hornazo (esto es sagrado si vas a Salamanca), volverme a tomar un chute de analgésicos y vuelta al coche… Otros 220km y otras dos horas después en Alcorcón con el tiempo justo para ducharme, comer y deshacer la maleta… Y vuelta al metro.


Soporté lo mejor que pude la falta de aire acondicionado de la sala (se que no es culpa de la fundación y ya se disculparon por ello), hice la presentación y vi las de mis otros once compañeros… Menos mal que la garganta ha soportado el tirón aunque esté medio sordo de un oído por la congestión.

VIERNES

Hoy estoy escribiendo este post porque temo que no pueda hacerlo más tarde, pero tengo que preparme para otro viaje, esta vez a Torrelavega para participar en el 1er certamen abierto de emprendimiento. Esta vez es el doble de kilómetros y, por suerte, no me va a tocar ir solo y perder todo el fin de semana, persiguiendo, como pollo sin cabeza, quien sabe qué… Eso si, prometo que a mi vuelta voy a cuidarme más, eliminar los virus en cuanto pueda y volver a calzarme la cabeza antes de empezar a correr de aquí para allá.

Seguiremos informando…

¿El emprendedor nace o se hace?

Esta es una de las preguntas que se plantearon en uno de los talleres de la aceleradora en la que estamos con nomorepass, la verdad es que la respuesta no es única, sino que varía en función del emprendedor, había quien estaba allí obligado, quien tuvo un tardío despertar o quien, como yo, sentía la llamada desde pequeño.

Al principio me pareció una pregunta tonta, incluso trampa, para obtener una respuesta «políticamente correcta» sobre el equilibrio entre los genes y la educación, pero a mi me sirvió para darme cuenta que, realmente, ahora estoy haciendo lo que siempre había querido hacer. Recordé que mi heroe de pequeño era el tio Gilito, el tío rico de los sobrinos de Donald y cuyas aventuras yo seguía avidamente en mis tiempos mozos leyendo tebeos «Don Miki.

Quizá lo que me atrajo al principio fue el hecho de estar «forrado», pero recordando esta época lo que me atraía de este personaje no era el mucho o poco dinero que pudiese tener, ni sus problemas con los golfos apandadores, sino que todo lo que tenía lo había conseguido por sí mismo. Le costaba una enormidad gastar la más mínima cantidad de su inmensa fortuna y estaba siempre ocupado haciendo negocios, pero a mi me gustaba por que había ganado todo ese dinero por sus propios medios, siguiendo su pasión y siendo libre allí donde iba.

Si, quizá ese no era el personaje más popular de los de Disney, pero, oye, para mi lo era. No puedo releer las historias de mi infancia porque, como tantas otras cosas, desaparecieron de mi casa por arte de magia (o de limpieza, como diría mi madre).

Haciendo memoria, recuerdo que cuando me asaltó la fiebre por la informática, de la que todavía no me he librado, una de las primeras cosas «raras» que hice con mi CPC464 es crear un «banco» donde permitía a mis hermanas depositar su dinero y tener su propia cuenta bancaria… Creo que ya apuntaba maneras. También recuerdo que, al poco de cumplir los 18 años, impulsado por la misma fiebre emprendedora de mi ídolo de papel, creí necesario informarme de lo que se necesitaba para crear una empresa, todavía no sabía de qué, y mandé una consulta por correo a un organismo pùblico (no recuerdo cual) y de la que, para mi sorpresa, recibí respuesta en forma de un documento larguísimo con todas las opciones y trámites que tendría que realizar para crear una empresa… De hecho ya tenía hasta el nombre: «Illusion». Pero como no tenía modelo de negocio y los trámites eran largos, tediosos y costosos ahí terminó mi primera etapa de emprendedor en ciernes.

Aunque cada vez me fuí imbuyendo más y más del espíritu de la informática, nunca abandoné mis tendencias emprendedoras. Admiraba y admiro a los grandes de la informática tanto por su destreza técnica como por la forma en que pudieron crear algo grande (yo siempre digo que quiero ser Wozniak en vez de Jobs, pero también reconozco que Bill Gates creó algo de la nada e hizo más por popularizar los ordenadores que cualquier otra persona). La vida, sin embargo, nos obliga a seguir caminos predeterminados. En el 96, cuando salí de la facultad no se me pasaba por la cabeza montar nada por mi cuenta, y fueron las circunstancias las que me obligaron años más tarde a montar mi primera empresa. Soy el único emprendedor de mis amigos de facultad, y probablemente, sea el que menos dinero gana y más tiempo dedica a su trabajo pero, oye, sarna con gusto no pica.

En fin, este no es un post para recomendaros que seais emprendedores, quizá lo que quería recordar es que para ser emprendedor hay que tener una vocación muy especial. Que no todo el mundo está preparado para los sacrificios y el alto coste personal que vas a tener que afrontar ante tu familia y amigos. Que muchas veces vas a querer tirar la toalla, rendirte ante las circunstancias y entregarte a un empleo estable, con jefe despótico y recompensas poco habituales, donde no se te pague por opinar y la proactividad te la tengas que dejar en casa. Y, finalmente, que sin el apoyo de tu pareja o hijos vas a estar muy jodido, así que piénsatelo muy bien antes de emprender un camino que puede que no te lleve a ninguna parte y que hará que propios y extraños te miren mal. Lo mio ya no tiene remedio.

Experimentando con cordova

Llevo tiempo desarrollando aplicaciones para móviles, las más conocidas para BiblioEteca, otras propias que no he llegado a sacar al market y otras encargadas por terceros. He vivido todas las épocas, desde el más terrible de los SDK para Android hasta la penosa situación de tener que aprender objective c y limpiar la memoria cada vez que hacía cualquier cosa en ios… Como he comenzado desde los avernos (incluso programé en J2ME, tenéis que creerme), el uso de tecnologías que permiten la multiplataforma en móviles es algo que me atrajo desde el primer momento. Dicho y hecho, había que probar alguna estas «nuevas» tecnologías en algún proyecto… Y como no tenía ninguno a mano, pues me inventé un jueguecito para perder el tiempo. Hoy os presento el resultado y en próximas entradas os explicaré un poco los puntos principales de trabajar con «una capa más» encima de nuestros desarrollos…

imagen-promocionalPega al Rubius… Un juego para desahogarse dando de leches a mi youtuber de cabecera (mis hijos están suscritos a su canal).

Como veréis se puede jugar incluso en el navegador .. Y debería poderse jugar también en los teléfonos de Microsoft, pero no he conseguido hacer funcionar los simuladores en máquinas virtuales (ni reales), y no he conseguido que me lo prueben en un teléfono real, por lo que no he intentado siquiera subirlo a su tienda… Cualquier comentario es bienvenido.

Ver para creer…

Hoy voy a ser críptico, casi misterioso… Una forma rara de volver a escribir en el blog. Pero de siempre mi blog me ha servido para desahogarme de todas esas pequeñas cosas que van dinamitando tu día a día y que, peor todavía, cercenan la pequeña esperanza que me quedaba de que el ser humano tuviese sentido común… El caso es que no puedo (todavía) decir cual es el objeto de mis desvelos, por lo que simplemente me limitaré a quejarme en genérico… Igual alguno se siente identificado.

Políticos: ¿para qué?

En mi vida he necesitado muy poco tener contacto con políticos, además, generalmente era para temas que nada tenían que ver con la política y si con la gestión de lo público. En fin, que otra vez me ha tocado lidiar con uno… Con el resultado esperado. No voy a decir quien es ni de que color son sus siglas (en el fondo da igual). Pongámonos en situación:

Necesito algo, que debería estar disponible en mi ciudad, y decido pedir ayuda al representante de la ciudadanía (sic.) que está al cargo… Primero, no hay forma de localizar a dicho representante. Lo intento por twitter, que tan buen resultado me ha dado con las compañías telefónicas y, ¡bingo! aparece para decir que no hay problema, que faltaría más, que ya está hecho.. Me pasa un número de teléfono y un mail… ¿solucionado? Nada, peor que al principio. El teléfono no lo cogen nunca, los correos no los responden y en twitter ya no nos hacen caso… ¿Cambio de parecer? ¿treta? No lo se, pero digno cabezón el mío, decido seguir hasta el final, acoso a su secretaria, molesto a su jefe y, al fin, tres semanas después nos conceden audiencia… Con otra persona que no tiene nada que ver, que hace la deferencia de atendernos sin tener nada que ver y que después de mucho mirarlo decide derivarnos a otra persona que, al intentar hablar con ella dice que no sabe nada del tema… ¿incompetencia? ¿maldad? No lo se, pero haciendo el trámite por mi cuenta y sabiendo que voy a pagar en dos días ya tengo el tema solucionado… Políticos, ¿para qué?

Nunca confíes en los intelectuales

Si, reconozco que me he pasado, la frase anterior no es del todo cierta, pero se ajusta un poco al siguiente evento que me ha tocado las narices (y para ser lunes todavía la tengo a prueba de todo).. Por resumir, si alguna vez quieres ayudar a un intelectual, intenta que sea postrándote de rodillas, ofreciéndole el dinero sin condiciones y avergonzándote de hacerlo. Ellos serán muy dignos en cogerlo con una mano y escupirte mientras repiten «esto es muy comercial, no quiero mezclarme con nada similar». Da igual que lo hagas sabiendo que ambos ganan con la transacción, la mujer del cesar no solo debe parecer casta sino que debe ser castradora para todos los que no sean el cesar (joder, se me ha pegado lo de intelectual)… Pero bueno, buenas palabras, quedamos como amigos y no se te ocurra acercarte de nuevo diciendo que has puesto pasta… Si dices que es amor verdadero nos acostamos sin pensarlo, pero si propagas por ahí que tu pagas la cama no te quiero ver ni en pintura… Menos mal que el mundo está lleno de gente que sabe que las cosas cuestan dinero y que el agradecimiento no significa «venderse» barato aunque se crea uno que es la «elite» de esto.

Y sabéis lo bueno de este post… Que como solo hablo mal de gente (y mi yo bueno no soporta que alguien hable mal de nadie) intentaré enterrarlo en el «fondo de armario» escribiendo muchos más post (y así conseguiré volver a escribir un poco más a menudo). No hay mal que por bien no venga…

Cheto lo será tu padre!

chetosComo ya os comenté en la entrada anterior, estoy dedicando mucho tiempo a esto de jugar al ingress, explorando sus capacidades de realidad aumentada e intentando descifrar el complicado entramado social que se construye a su alrededor. Uno de estos elementos sociales son los grupos de usuarios de la misma facción en una región determinada. En mi caso me tocó Madrid, que es la comunidad en la que juego.

Les conocí cuando era nivel 6 (el nivel 8 es el máximo) y me ayudaron un par de veces dándome munición, desde que subí a nivel 7 no he vuelto a recibir ninguna ayuda suya, de todas formas lo entretenido es subir por ti mismo, por lo que tampoco lo echo de menos. Al subir al nivel 8 me invitaron a su «club del 8» donde se habla mucho más, se coordinan ataques o sirve como lugar donde desahogarse de las incidencias del juego. Después de 3 meses en ese club ayer decidí abandonarlo. La razón para ello es sencilla, se había convertido en un «salvame deluxe» para jugadores amargados.

Lo que era un juego divertido donde tenías la posibilidad de conocer a otros jugadores de ambas facciones se había convertido en un juego de secretos, insinuaciones y quejas constantes. El nivel de paranoia llegó a tales extremos que aparecían «chetos» (del inglés to cheat, el que hace trampas) por todas partes. Es cierto que el juego permitía hacer trampas «chungas» como teletransportarse y aparecer en sitios en los que no estabas (mediante técnicas como fakegps y otras) y eso afectaba mucho al juego al desilusionar a los que jugaban moviéndose fisicamente y con mucho esfuerzo. Esos chetos siguen existiendo y están haciendo mucho daño al juego. Reportarlos a Naintic parece que no funciona demasiado bien, aunque supongo que tarde o temprano se encontrará la solución técnica y desaparecerán. Pero la paranoia llegó a niveles insospechados cuando acusaron de chetos a cuentas que habitualmente iban juntas a jugar y que, como el club no los conocía personalmente, sospechaban que se trataba de un «multicuenta» y no eran dignos de compartir hagout con ellos.

Sin pruebas y en plan gallinero empezaron a atacar verbalmente a personas que solo habían cometido el error de introducir en el juego a su pareja, hermano o hijo y que, por otra parte, todavía estaban a niveles bajos que no ofrecían tampoco ningún problema para los jugadores avanzados. En fin, que sin pruebas y con el único objetivo de demostrar ante la otra facción que ellos eran más limpios y más honrados (y así evitaban que se les investigase a ellos por otro lado) habían convertido una sana comunidad de jugadores en una caza de brujas sin sentido y a cada momento que pasaba iba resultando menos interesante seguir en esa comunidad… Así que tras el abandono de uno de mis amigos del grupo por acoso, decidí dejarlo yo también. Como escuché una vez: «no dediques tu tiempo a quien no lo merece». Y en estas estamos.

Me estoy pensando muy seriamente si abandonar el juego (esto será inevitable, antes o después) o seguir a mi rollo un tiempo más hasta que me canse. Sea como sea, esto es un juego y su objetivo es pasárselo bien, si quisiera ver trapos sucios o gente insinuando, acosando, gritando y escuchándose solo a ellos mismos, encendería la tele y pondría telecinco. Para todos ellos un último mensaje: «¡cheto lo será tu padre!«.